<p>Algunos datos recientes dan la impresión de que la Eurozona, Japón y Gran Bretaña juegan con la recesión. Hasta ahora, Estados Unidos no sabe si barajar esa carta, en año electoral, o la de la inflación. Pero el escenario incluye otro problema, en apariencia aliviado por ahora: el alza de productos primarios, que hoy Washington califica de “especulativo”, con cierto retraso.</p>
<p>En la óptica neoclásica, la convergencia de esos aumentos, el desinfle inmobiliario y la escasez de crédito les crea un dilema a las principales autoridades monetarias de Occidente y Japón. O defienden la salud del sistema financiero o controlan la inflación. Por supuesto, podrían apelar a herramientas keynesianas, pero Jean-Claude Trichet, Benjamin Bernanke, Mervyn King (banco de Inglaterra) y sus colegas las ignoran o las han olvidado.</p>
<p>Hasta el momento, los bancos centrales no han estado a la altura de sus problemas, si bien varias inyecciones de liquidez –a expensas del erario público- impidieron que los mercados se hicieran polvo. Algunos analistas sistémicos creen que debieron haberlos dejar caer. La malventa de Bear Stearns a JP Morgan Chase o la serie de procesos a bancos por engañar a inversores (colocaban como buenos títulos cuya cotización dependía de subastas periódicas) sugieren que fue un error sacarlos de apuros. Ya hace diez años, la RF y otros rescataron a Long-Term Capital Management, tras licuarse derivativos… creados por dos de los fundadores.</p>
<p>En el trámite actual (septiembre a marzo), los cinco mayores bancos centrales volatilizaron fondos cortoplacistas por alrededor de US$ 750.000 millones. Paralelamente, la crisis de malas hipotecas acumulaba, hasta fin de julio, US$ 500.000 millones en depreciaciones contables.</p>
<p>Como señalaba el “Economist”, puntal de mercantilismo, “se vivieron muchas situaciones vergonzosas en el camino. El sistema financiero internacional no era tan sólido como suponían los propios reguladores”. Por ejemplo, la cacareada triple supervisión británica no sirvió para impedir la crisis del banco hipotecario Northern Rock. Quizá porque King estaba ocupado forzando su reelección en el banco de Inglaterra.</p>
<p>Probablemente hubo una “falla política”: los emisores deseaban salvar a sus amigos del negocio financiero (no es casual que Henry Paulson haya pasado en 2006 de Goldman Sachs a la secretaría de hacienda). Nuriel Rubini, analista residente en Nueva York, fue duro: “los trabajadores veían caer a las empresas que los empleaban, sin que sucediera lo mismo con los financistas. Esto huele a socialismo para banqueros”.</p>
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Un año de crisis afecta la fiabilidad de los grandes emisores
A doce meses de la crisis hipotecaria, diez de la crediticia y nueve de las primeras intervenciones para rescatar malos banqueros, la Reserva Federal, el Banco Central Europeo y otros han perdido prestigio. Les costará recobrarlo.