<p>Empresas japonesas y occidentales tratan ya de negociar, pero los nacionalistas son fuertes alrededor del presidente. Por otra parte, Morales ha sido un enconado crítico de George W. Bush y el sector privado norteamericano. El gobierno, pues, desea controlar el litio y mantener a raya al capital foráneo. <br />
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Por supuesto, las etnias kechua y aymará, que viven junto al salar de Uyuni (la mayor reserva conocida del mineral), quieren su parte en eventuales proyectos. Al respecto, la constitución recién plebiscitada con 60% de votos sostienes ese tipo de reivindicaciones aborígenes. Los indios pueden co-supervisar la explotación de recursos naturales y hasta negociar concesiones con compañías privadas.<br />
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Nada de eso desalienta los esfuerzos de Mitsubishi, Sumitomo o el francés Vincent Bolloré. Los tres enviaron representantes a La Paz en pos de litio, componente crítico para pilas o baterías para autos y electrónica. Por supuesto, también hay ese insumo en salitrales de Chile, Argentina y Tibet. Pero ninguno rivaliza con Bolivia en potencial.<br />
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Las automotrices norteamericanas también cifran esperanzas en el litio. General Motors planea producir masivamente, desde 2010, el Volt, que combina un motor a gas con una batería de litio. Nissan-Renault, Ford Motors y BMW tienen proyectos similares. Según el servicio geológico de EE.UU., Bolivia contiene unos 5.400.000 toneladas del mineral, contra tres millones en Chile, 1.100.000 en China pero apenas 400.000 en Estados Unidos.<br />
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Bolivia, futuro campo de batalla en la lucha por el litio
La urgencia por coches eléctricos o híbridos, para depender menos de combustibles fósiles, tal vez choque con el nacionalismo boliviano. Casi la mitad del litio detectado en el mundo está en el altiplano y Evo Morales puede dificultar las cosas.