<p>La entidad hubiese preferido limitar a 25% esa participación, pero el gobierno impuso 36%, no el 48,7% que pensaba hasta hace pocos días. Se trata de la salida más drástica encarada desde el megarrescate de US$ 700.000 millones, lanzado en octubre, orientado a malos banqueros y activos tóxicos.<br />
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El Citi ofrecerá hasta US$ 27.500 millones en acciones comunes a tenedores de preferenciales. De ese monto, ya había 90,1% en poder del Tesoro. Entre los efectos de la operación, está que degrada al príncipe saudí Al-Walid bin Talal a accionista pequeño (9,9% del paquete).<br />
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Otro efecto será la renovación del consejo administrativo, para que lo manejen miembros independientes. Sea como fuere, este banco y otros diecinueve más atraviesan desde la semana entrante un complejo ensayo de resistencia, para medir su solvencia potencial en caso de nuevas turbulencias o quebrantos.<br />
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Naturalmente, la estatización –nada sorpresiva- cayó pésima en Wall Street, donde el título de Citigroup se desplomó 30%. Es que, además, el banco elevó de US$ 9.000 a 27.700 millones el rojo de 2008. En medio de todo eso, una consultora de marketing no identificada inició un examen de la marca, el logo “citi” y las posibilidades de franquiciarlo en plazas donde la entidad deje de operar directamente. </p>
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Citigroup: ni 25% ni 48,7%, sino 36% a manos del Estado
Dos inyecciones de US$ 45.000 millones, obladas por los contribuyentes en octubre y noviembre, lograron frenar el deterioro del supermercado financiero peor gestionado de Estados Unidos. Ahora, el Estado eleva de 8,7 a 36% su parte en Citigroup.