<p>A esta altura de la crisis sectorial y con las diferencias de cada caso, las empresas más expuestas planean rescates como el encarado por Washington, que debe definirse fin de este mes. En Alemania, el grupo en apariencia más sólido, Volkswagen-Audi, empieza a tener tropiezos debido a un rasgo de Porsche, su propietaria: es una firma familiar.<br />
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En tren de anunciar desastres, GM –que presiona para que el Congreso le saque las papas del fuego- piensa vender el control de Opel. Berlín ve esto con reparos. Le cayó mal que Frederick Henderson, director operativo y posible reemplazante de Richard Wagoner, dijese que, sin un auxilio oficial de US$ 4.200 millones, Opel se quedará sin plata en mayo.<br />
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Entretanto, Toyota (la mayor compañía mundial) solicitó a Tokio US$ 2.000 millones para su división financiera. Por su parte, Francia asiste a la rama local de Nissan-Renault y a Peugeot-Citroën, donde tiene “acciones de oro” (poder de veto). Volviendo a Toyota, sus perspectivas parecen mejores: el gobierno destinará US$ 5.000 millones de sus reservas libres (un billón) para prestar al sector privado.<br />
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Mientras tanto, el mercado norteamericano va de mal en peor. En febrero, la venta de automóviles y camionetas se desplomó 40% (ello representa 690.000 unidades). No le fue mejor a Japón: se colocaron 32% menos automotores, el mayor descenso en más de treinta años <br />
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La industria automotriz en aprietos en todas partes
En Estados Unidos y Canadá, la crisis hizo punta vía la situación en Detroit: General Motors coquetea con la quiebra-, Ford Motors y Chrysler, que puede pasar a manos de Fiat. Pero también hay problemas en Alemania (Opel, filial de GM), Japón (Toyota) y Francia.