<p>Cuando gigantes como Kellogg quieren garantizar que no venden productos contaminados, apelan a veedores particulares tan poco estrictos como Eugene Hatfield. Así lo muestra su acción en la Peanut Corporation of America, Georgia. <br />
El hombre debía asegurarse de maníes, pastas y otros derivados podían emplearse en todo tipo de subproductos para consumo directo. Inclusive los de Kellogg. Pero PCA estaba sobre aviso y el inspector tuvo menos de un día para revisar una planta que procesa varios millones de kilos por mes.<br />
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Hatfield es experto en pescados e ignoraba que los maníes son susceptibles de contaminarse con salmonella. PCA lo sabía y, quizá por eso, no se le pidió fijarse en la sustancia. Interesa notar que al inspector, si bien trabajaba para Kellogg y empresas similares, quien le pagaba era PCA.<br />
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Por tanto, su informe (27 de marzo de 2008) calificó como “superior” el nivel de seguridad en la planta. En este caso, operaba para el American Institute of Baking, que audita a grandes empresas alimentarias. Un diario neoyorquino obtuvo copias del dictamen.<br />
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Más tarde, investigadores de la Administración para Alimentos y Drogas (FDA en inglés) descubrieron que la planta estaba en pésimo estado y copada por la salmonella. Durante nueve meses, esas instalaciones entregaron maníes y pastas contaminadas. Pero era tarde para detener uno de los peores envenenamientos masivos en el país: nueve muertos y 22.500 afectados. <br />
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Hatfield y otros veedores a sueldo del sector privado proliferan por falta de inspectores de la propia FDA. Pero el problema no se limita a maníes, como evidencia una serie de brotes epidémicos en espinacas, comida para mascotas y alimentos infantiles.<br />
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En un caso que implicaba hamburguesas para escolares (2007) la firma Westland/Hallmark, California, pasó diecisiete pruebas. Pero un video demostró que en la planta sacrificaban violentamente vacas enfermas. Fue preciso retirar del mercado 80 millones de toneladas en febrero de 2008.</p>
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Contaminación de alimentos en EE.UU.
Todo un sistema de auditorías externas a cargo de consultores privados- para controlar posible contaminación en la industria de alimentos, está revelando su debilidad intrínseca. Escasean los inspectores del organismo de contralor, la FDA.