<p>Por supuesto, Barack Obama no arriesga un fiasco como su antecesor. La incipiente apertura a Cuba así lo señala, si bien algunos latinoamericanos objetan la elección de un pequeño país anglófono para el encuentro. El presidente norteamericano, es obvio, busca romper con la indiferencia de los republicanos, agudizada por las aventuras bélicas en Irak y Afganistán.<br />
Pero buena parte de los mandatarios de la región quiere “algo más que té y simpatía”, según el “Miami Herald”. En realidad, intentarán redefinir las relaciones entre norte y sur de América. “Plantearé a Estados Unidos cambios en su percepción de Latinoamérica”, advertía Luiz Inácio da Silva el mesa pasado en Washington, antes de verse con Obama. “Somos un continente pacífico y deben mirarnos desde una perspectiva de desarrollo, no como centros de narcotráfico o crimen organizado”.<br />
La cita abarca 34 países cuyos gobiernos han sido elegidos con más o menos formalidades democráticas y están a la Organización de Estados Americanos (OEA), una entidad algo desvaída. Naturalmente, Cuba no figura, aunque hoy Venezuela, Bolivia y parte de Centroamérica den pábulo a dudas.<br />
No sorprende, claro, que Bush sea el presidente norteamericano más impopular en Latinoamérica desde Theodore Roosevelt, según varias encuestas hecha al sur del río Bravo. Pero, precisamente en México, un muro ultrajante impide que Obama iguale ahí el grado de aceptación que obtiene en Sudamérica. <br />
En último término, el atractivo del nuevo presidente probablemente morigere los arrestos antinorteamericanos ya clásicos en estos encuentros. Aun el ultrapopulista Chávez tal vez no aproveche la reunión como tablado para sus diatribas y se contente con cantar algún bolero.<br />
Sin duda, los crudos a US$ 50 el barril y la ascendencia de Brasil como potencia regional afectan a Venezuela y su caudillo “bolivariano”. Esta vez, la dupla Obama-Lula desactivará provocaciones hacia EE.UU. y sus aliados locales. Vale decir, Colombia, Panamá y un bloque de Estados de lengua inglesa.<br />
Altos funcionarios federales no creen que el presidente plantee ya una reconciliación explícita con Raúl Castro, Chávez o Morales. Los dos últimos han expulsado embajadores acusándolos de golpistas sin pruebas claras. </p>
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Latinoamérica redefine relaciones con EE.UU.
Cuando George W. Bush visitó Argentina en 2005 para una reunión como la actual, lo recibieron con violentas manifestaciones. Hugo Chávez juntó 25.000 en un estadio contra políticas comerciales de Estados Unidos. Hoy todo es distinto, aunque no tanto.