<p>En efecto, los ministros agrícolas en Milán sostienen que “el mundo se halla muy lejos de alcanzar un objetivo clave de Naciones Unidas: reducir para 2015 a la mitad la cantidad de gente malnutrida. Los datos disponibles son alarmantes”.<br />
Si bien varios funcionarios sugieren, en privado, que la pretensiosa “meta del milenio” es casi imposible. Primero, porque está fijada apenas en la segunda década del siglo XXI. Segundo, porque mil años es un horizonte inconmensurablemente distante: baste notar los escasos países del G-8 existentes hace un milenio (sólo cuatro). Tercero, EE.UU., Japón, Alemania, Francia e Italia practican diversas formas de proteccionismo en desmedro de los exportadores agrícolas.<br />
Quizá sea ésta la primera palinodia colectiva del G-8. Cabe temer que sea tardía, pues tanto el G-7 como su ampliación están siendo absorbidos por el G-20. Vale decir, los precedentes más China, India, Brasil, Sudáfrica, Argentina, Australia, Nueva Zelanda, Surcorea, Saudiarabia, México, Indonesia y Malasia.<br />
Otra entidad poco ejecutiva, la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), informó al G-8 que la cantidad de gente “crónicamente desnutrida” crecerá en 75/100 millones. No para 2015 ni para 2100, sino durante este año. Por ende, 2010 arrancará con más de mil millones de hambrientos, como resultado de alimentos caros, en parte debido a los subsidios para agricultores de países ricos (EE.UU., Japón, Eurozona).<br />
Nada original, el comunicado –poco difundido- se opone al proteccionismo y exige más inversiones en desarrollo y tecnología. Sobre todo en uso de agua potable. Como si la actitud de quienes aplican subsidios no tuviese nada que ver, los ministros censuran la especulación en el mercado internacional de futuros. Vale decir, la volatilidad que afecta el manejo y las existencias de granos, oleaginosas, etc.</p>
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Según el G-8, se pierde la batalla contra el hambre
Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Canadá, Italia y Rusia piden (¿a quién?) sostenidos flujos inversores públicos y privados en agricultura. Pero el comunicado, tras una reunión, admite que los esfuerzos en curso no bastan.