<p>En verdad, las semejanzas entre sistemas artificiales (humanos), por ejemplo finanzas o redes eléctricas, y los naturales –en particular los muy complejos- inspiran ideas en materia de planeamiento estratégico o gestión de riesgos. Científicos y economistas aplican teorías y curvas complejas, desechando la visión ortodoxa (por ejemplo, la de Robert Lucas) de la economía como un sistema racional que siempre llega a equilibrios. Así, el geofísico Didier Sornette dirige una “observatorio de crisis” en Zürich que emplea modelos teóricos complejos, fractales o estadigrafía física para comprender burbujas financieras y sus estallidos.<br />
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Sornette trata de predecir desenlaces extremos en sistemas complejos. Sus críticos lo objetan sosteniendo que terremotos, incendios forestales o grandes apagones energéticos son demasiado difíciles, cuando no imposibles de predecir. Subrayan que derivan de muchos factores y eventos interdependientes que actúan en sistemas inestables por definición.<br />
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No obstante, la frecuencia y magnitud de desenlaces pueden describirse mediante una relación matemática llamada “ley de energía”. Se caracteriza por frecuencias o curvas de eventos menores que desembocan en una serie de sucesos cada vez más raros pero mayores. La ley parece aplicable a una amplia gama de efectos económicos, inclusive crisis financieras, bancarrotas y cracs, al punto de poner en evidencia cómo ciertas estructuras sectoriales evolucionan. <br />
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Si, por caso, se examinan la frecuencia y magnitud de crisis bancarias de 1970 a 2007, medidas en pérdidas cuadrienales en cada producto bruto interno local, se obtiene una curva típica inferior a -15% del PBI. La serie inferior equivale a casi setenta crisis pequeñas de -15%, que convergen velozmente en curvas críticas mucho menos frecuentes, pero masivas.<br />
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Sismos, inundaciones, incendios forestales o apagones generales muestran patrones similares. Por ende, desde 1993 a 1995, California meridional registró siete mil terremotos de 2,0/2,5 en la escala Richter. Su mayor punto lo marcó el de Northridge (1994), con 6,7 puntos. Esta curva destaca una propiedad clave de las curvas postulada en la ley: los desenlaces extremos son más probables en ellas que en un patrón de campana, donde se implica una distribución equilibrada de eventos. <br />
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La dinámica en la ley de curvas que afecta la economía o diversos sectores del PBI pueden producir resultados asombrosos en empresas o bancos individuales. “De esa forma, al describir –resume Sornette- los alcances de las mayores bancarrotas en Estados Unidos de 2001 a 2008, se descubre que la más voluminosa (Lehman Brothers) dobló en activos la segunda (Washington Mutual). Por su parte, ésta triplicaba a la tercera, WorldCom.</p>
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Nexos entre desastres naturales y económicos
Existen fascinantes paralelos entre sistemas naturales y artificiales. Estrategas y pronosticadores financieros, sumidos en una crisis estructural, se vuelven al léxico típico de sismos y otras catástrofes para explicar los que sucede en mercados.