<p>Los pedidos de rebajas o posposiciones afluyen desde todos lados. Abarcan dueños de propiedades que valen US$ 10 millones a casitas o departamentos chicos. Afectan a bienes raíces desde Nueva York hasta California, Ohio o Florida, castigados por años de precio en descenso.<br />
La creciente ola de reclamos y solicitudes de devalúo presenta severos problemas a los gobiernos locales, según un informe de la asociación de barrios privados. En este estamento teóricamente próspero, 75% de unidades grandes se desvaloriza y afecta el pago de tributos. Por supuesto, en una parte relativamente pequeña de propietarios.<br />
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Más grave es que, en algunos estados grandes, los ingresos impositivos caigan por vez primera desde la Segunda guerra mundial. Esto sucede mientras los fiscos locales sufren la recesión iniciada en diciembre de 2007, combinada con un desempleo urbano que supera 9,5% de la población activa urbana y contracción de gastos familiares (o sea, demanda de las personas, 67% del PBI). <br />
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El drenaje de ingresos individuales impulsa a los propietarios a presionar municipios para obtener revalúo de viviendas. También declinan los precios de bienes raíces comerciales. A lo largo y ancho de Estados Unidos, pues, los pedidos de bajar cargas impositivas se multiplican y llevan a malvender unidades o cambiarlas por más chicas. En Nuevo Jersey, verbigracia, casas teóricamente de US$ 1.800.000 se ofrecen por menos de 1.300.000 pero ¿quién las compra si los impuestos alcanzan US$ 53.000 anuales?</p>
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Resistencia a impuestos inmobiliarios en EE.UU.
Los propietarios de viviendas cuestionan sus boletas tributarias arguyendo que los precios de unidades siguen bajando y no pueden pagarlas. Ello significa que se drenan las arcas, en particular de los gobiernos estaduales y municipales.