<p>Tres años después de Airbus, Ryanair se dispone a inventar una especie de “tercera clase”, como la de aquellos antiguos buques de pasajeros transatlánticos, pero para recorridos breves. A criterio de O’Leary, es la mejor forma de mantener precios y costos bajos.</p>
<p>La idea inicial de Airbus se orientaba a aerolíneas de Asia oriental y meridional. Estaba pensada para ensayarse en futuros “superjumbos” A380, donde la capacidad se elevaría de 550 a 850 pasajeros, de los que viajarían de pie unos cien.</p>
<p>Un largo proceso, iniciado en 1978, ya ha reducido de 86 a 79 centímetros (-8,1%) el aire entre asientos, tanto en Airbus como en Boeing. Por ejemplo, la línea aumenta de ocho a nueve lugares (12,5%) en el 787, pero sin espacios para gente parada.</p>
<p>Menos explicable es otro “hallazgo” de O’Leary, cobrar por el uso de baños y lavatorios en clase económica. El precio no será acomodado: dólar y medio por vez. Ambos trucos reflejan un dilema de hierro: bajar costos fijos o subir ingresos adicionales sin tener presente que, en el caso de las instalaciones sanitarias, son prestaciones obligatorias.</p>
<p>Tampoco será fácil imponer una sobretasa a pasajeros gordos. Esta variante copiará la aplicada a equipajes, o sea una combinación de peso y volumen. Ahora bien ¿podrían Ryanair y sus émulos salirse con la suya? En principio, las fabricantes de aviones no objetarán los pasajeros parados: las líneas económicas representan una demanda total próxima a trescientas unidades. <br />
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Viajar de pie en Ryanair
Las innovaciones de Michael O Leary incluyen pagar por el uso de los baños y cobrar extra a pasajeros obesos. En cuanto a pasajeros parados, será para tramos cortos y en una sección adaptada, idea propuesta originalmente por Airbus en 2006.