<p>Como se sabe, Josef Ratzinger es bávaro y en Munich tuvo lugar, en 1923, el primer “putsch” de Adolf Hitler. Eso explica su ausencia en Polonia, país al cual la II guerra mundial le costó veinte millones de víctimas, judías inclusive. El presidente Lech Kaczyñski, no obstante, es ferviente católico romano.</p>
<p>El primer ministro italiano, en realidad, usó una tribuna ajena para reiterar amenazas al consejo de la Unión Europea y trató de “exportar” una cuestión local que no interesaba a casi nadie fuera de su país. En cuanto al papa, la idea era resaltar su ausencia en los actos, con lo cual también lo dejó malparado a Benedicto XVI.</p>
<p>Por supuesto, a Berlusconi le salió el tiro por la culata. Su intención era quedar bien con el pontífice, irritado por los ataques personales de <em>il Giornale</em>, diario controlado por el oligopolio Mediaset vía un hermano del “premier”, contra <em>Avvenire.</em> Se trata del periódico de la conferencia episcopal italiana, nada menos.</p>
<p>Pero éste, ya en agosto, atacaba a Berlusconi por sus escandalosas fiestas con menores. Entonces, Vittorio Feltri, un derechista que maneja <em>il Giornale </em>por cuenta de Paolo Berlusconi, se lanzó sobre la vida privada de Dino Boffo, su director. Este acaba de renunciar pero, entretanto, el influyente <em>Osservatore Romano </em>censuró los desarreglos del primer ministro en Villa Certosa. Como si todo eso fuese poco, Berlusconi atacó a <em>La repubblica </em>y sus dos aliados (Umberto Bossi, Gianfranco Fini) se declararon “laicos e independientes del Vaticano”.<br />
</p>
Sin querer, Berlusconi perjudica al actual pontífice
Fue en Gdañsk/Danzig esta semana. Silvio Berlusconi rifó la buena voluntad recogida en la reunión del G-8 en Laquila. De paso, observó que el papa no estaba en los actos por los 70 años de la invasión alemana y rusa (Vladyímir Putin estuvo).