<p><em>Por Patricio Cavalli<br />
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El sonido era inconfundible. Allí estaban por fin, los Mirage de la Fuerza Aérea Francesa sobrevolando Buenos Aires. <br />
– Nos liberan, nos liberan, por fin han llegado, le dije a mi encargado mientras buscaba un képi que ponerme y me fijaba si la pasta de dientes tricolor tenía el color de la bandera de nuestro nuevo país. <br />
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– Son los Mirage franceses, le repetía al verdulero de la esquina. Es la avanzada de la opération libération, que viene a liberarnos de esta manga de truhanes que nos mandonean y gobiernan. Muy pronto desembarcarán las tropas de la marine de guerre y la légion étrangere. Y detrás de ellos, Lacoste, Vichy, Kookai, Evian, Chateau Laffitte… Ya no como importados si no como marcas na-cio-na-les. Y basta de decirle cégété a la CGT, si no ahora decirle CéYeThé, como en Francia. Al fin, dejaríamos de ser un simple cajón del mundo, para pasar a ser un país refinado, moderno…le TGV, le minitel, le brut de brut… el futuro de abría tras ese tronar aviónico. <br />
No me sorprendían las personas que miraban desde la calle y balcones el desfile aéreo. Bajé. El verdulero me miró con su escoba en la mano. <br />
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– Nada que ver jefe. Es <em>Le PR Français</em>, me dijo. <br />
– ¿<em>Le quoi</em>?, dije mientras me probaba una boina negra y me ponía un medio cigarrillo en la boca, tomaba mi vasito de paxtix y agarraba la bocha para ponerme a jugar petanque en la calle, dado que así serían nuestros días de ahora en más. <br />
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– <em>Le PR Français,</em> troesma. Le french PR. Vamos jefe, no sea gilún. Dése cuenta. ¿Qué pasó hace cuatro meses? ¿No se acuerda de que un Airbus de Air France se cayó al atlántico? <br />
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– Si…<br />
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– No diga si, diga <em>oui</em>… ¿Y no le suena casual, que, unos meses después, aparezca la <em>Patrouille de France</em>, en una gira espectacular por América Latina?<br />
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– Ah, <em>sacrebleu</em>…<br />
– <em>Oui, mon ami</em>. No son giles como usted los franceses. Son sutiles. Dejaron pasar unos meses, y aquí esta, la patrouille haciendo volteretas sobre Buenos Aires. Y después, otras ciudades. Acá están, los aviones franceses, los pilotos franceses, la tecnología francesa, la aviónica francesa, la infalibilidad, la sûrété française, desplegadas. Un show aéreo, adrenalina, toneles, loopings, vuelo raso, pasadas veloces, color, magia, alegría, todo espectáculo y felicidad en un día de sol… Esto no es otra cosa que una movida de PR de Francia, para olvidar un poco lo que pasó. ¿O acaso le suena casual, pequeño pain au chocolat lleno de ilusiones?<br />
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– ¿Y acaso no leyó los diarios mi <em>petit mont blanc</em>? ¿ O Lula no acaba de comprarle a Sarko varios aviones, jets, fusiles y <em>sousmarins</em>? ¿No le suela casual que vengan a estas costas a mostrar ‘miren que fierros compraron’?, interrumpió la señora que siempre aprieta los tomates con los dedos. <br />
– Bueno, ahora que lo dice… creo que sí, balbucée. <br />
– No diga si, diga <em>oui</em>, me dijo el verdulero. <br />
Y me fui.</p>
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Le PR Français
Estaba trabajando, cuando me temblaron los vidrios y se movió la taza de café. Sí, me dije, llegó la hora, el oído no me engaña, ¡viva la liberté !