<p>Las ayudas principales de la UE son modestas e incluyen Gran Bretaña (€ 1.600 millones), Francia (1.260 millones) y Alemania (lo mismo). Suecia aportará € 800 millones, Italia 600 millones, España 300 millones y Polonia apenas cincuenta millones. Cabe admitir que ésta es una economía en desarrollo, en tanto Roma y Madrid afrontan serios aprietos financieros.<br />
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Abriendo el paraguas, la Unión Europea solicitó al Fondo Monetario Internacional “considerar un impuesto sobre operaciones financieras privadas para solventar futuros programas descontaminantes en países pobres”. En otras palabras, se retoma –con vistas a 2013- una propuesta de Gordon Brown, primer ministro británico, ante la última reunión del grupo de los 20 (noviembre).<br />
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Originalmente, la idea de James Tobin (Nobel 1981, ya fallecido) se refería a la creciente masa de especulaciones en el mercado electrónico mundial, por encima de los bancos centrales mayores, La última versión (2001) particularizaba en la proliferación de instrumentos derivativos, cifrados en futuros y opciones. Hasta ahora, sólo Japón ha hecho algo efectivo: desde los años 80 su mercado veda los derivados, que fueron pasando a dos plazas “salvajes”, Singapur y Hongkong.<br />
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Pero ahora se produce otra vuelta de tuerca en cuanto al destino de esa eventual recaudación tributaria supranacional. Volviendo a Copenhague, casi nadie entiende el repentino optimismo del presidente Nicolas Sarkozy y Fredrik Reinfeldt, primer ministro sueco. Salvo por lo barato que les salen las facturas trienales 2010/12: € 2.060 millones en conjunto. <br />
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En un gesto para apaciguar la opinión pública, la Unión Europea propuso limitar sus descargas de gases tipo invernadero (esencialmente, dióxido de carbono) no ya en 20 sino en 30% hacia 2020, respecto de 1990. Pero esta oferta se condiciona a que Estados Unidos, China, India y Japón hagan lo mismo.<br />
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Al cabo, la Unión Europea aporta sólo 7.200 millones
Ni los países más pobres ni los ambientalistas han aplaudido la dádiva de la UE. Demasiado poco, demasiado tarde sostuvieron India, Brasil, varios microestados del Pacífico y Greenpeace. Mientas tanto, reaparece la tasa Tobin (¿vía FMI?).