<p>El director gerente del FMI, no necesariamente su conservadora tecnocracia, insiste en advertir sobres riesgos de salidas prematuras o mal encaradas, como las que recomiendan sus colegas del Banco Central Europeo (Jean-Claude Trichet), el banco de Inglaterra (Mervyn King) o el Eurogrupo (Jean-Claude Juncker).</p>
<p>Hablando desde París, Strauss-Kahn admite que las principales economías han iniciado una recuperación, pero “todavía siguen vulnerables a cimbronazos y políticas erróneas. Por ello, los programas de estímulos fiscales y monetarios no deben suspenderse antes de tiempo”.</p>
<p>A su juicio, “es demasiado temprano para una salida general y resulta preferible un exceso de cautela que el apresuramiento”. Estas palabras debieran ser tenidas en cuenta por el gobierno de Barack Obama, vacilante entre crecientes presiones ortodoxas cifradas en el déficit (US$ 1,4 billones en el ejercicio 2009/10. Por el contrario, legisladores y economistas sistémicos, ajenos a Wall Street, se manifiesta en pro de los estímulos.</p>
<p>Apartándose de Trichet o King, Benjamin Bernanke (Reserva Federal) de pronto descubrió que “el desempleo continúa alto y, durante cierto lapso –quizá todo el año-, las tasas básicas seguirán entre 0 y 0,25% anual”. Todo eso sucedía antes de que dólar, en una muestra de notable volatilidad, subiese a € 0,695 (lunes) tras ceder hasta 0,676. A la inversa, el euro bajaba de US$ 1,48 a 1,43.</p>
<p>Entretanto, los neoclásicos del BCE exageraban el espantajo inflacionario. Lorenzo Bini Smaghi, desde el directorio, anunciaba nuevas crisis si no se abandona a tiempo los estímulos sistémicos. Su jefe, Trichet, iba más lejos: “es preciso eliminar riesgos desactivando rápidamente los estímulos”. El funcionario lo dijo en España, una economía ahogada por el desempleo (18% en diciembre) y dependiente de subsidios no explícitos desde que ingresó en la Eurozona. <br />
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En el mundo, más disidencias en cuanto a estímulos y salidas
El año arranca con brechas entre quienes deben decidir si desactivar o no- paquetes de estímulos. En particular, no hay acuerdo entre bancos centrales y sus gobiernos. Sólo Dominique Strauss-Kahn (Fondo Monetario Internacional) tiene ideas claras.