<p>En el fondo, creen analistas en Wall Street y Londres, el avance de materias primas responde a señales de reacción económica en buena parte del mundo, empezando por la demanda de esos rubros. Entonces, las fluctuaciones cambiaras pesan menos, aunque el dólar ceda al piso de 2009 (€ 0,66) o el euro vuelva a US$ 1,515 (25 de noviembre).<br />
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Por supuesto, los productos básicos siguen tarifados en dólares, todo un anacronismo. Por ende, un “verde” barato encarece las materias primas –se precisan más para comprar lo mismo- y viceversa. Sin embargo, hoy los precios parecen ir sacudiéndose la correlación lineal con el dólar y suben o bajan no siempre en función de la divisa. Hay opiniones tan extremas como la de Dennis Gartman, un operador de productos primarios: “el antiguo vínculo entre dólar y cotizaciones se ha roto. Eventualmente –afirma-, los rubros básicos se desengancharán del dólar y hasta podrán moverse en paralelo”.<br />
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De hecho, ha habido señales cruzadas en las últimas ocho semanas. Así, el cobre –un metal industrial más relevante que el oro- tocó el viernes 8 el pico en dieciséis meses (US$ 7.600 por tonelada métrica en Londres) y el barril de crudo rozaba US$ 84 en Nueva York. En esta instancia, por el super invierno del hemisferio norte. “El oro marcó vaivenes más pronunciados (presume Michael Lewis, Deutsche Bank) sólo porque subsisten inversores y especuladores que lo creen refugio contra una inflación en verdad imaginaria”.<br />
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Si, hasta octubre, el dólar pesó tanto en las oscilaciones de precios para materias primas, se debió a una masa de transacciones oportunistas. Son los “<em>carry trades</em>”, donde el especulador toma prestado en una moneda de bajo rinde para comprar otros activos. Con tipos de interés entre 0 y 0,25% anual en Estados Unidos, quienes apelan a la estrategia se pasaron a productos básicos, bonos y hasta acciones. Pero, a medida como surgían síntomas positivos en esa economía durante noviembre, la especulación supuso que la Reserva Federal reiniciaría el aumento de tasas referenciales y abandonó los “carry trades”, lo cual reactivó al dólar.<br />
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Los jugadores se equivocaban. No obstante, desde septiembre proliferaban señales de mayor demanda por materias primas, especialmente industriales, en China, Alemania, Japón o Australia. Precisamente estos factores sistémicos, no coyunturales, comenzaron a impulsar sus precios. Se esfumaban, por ende, la especulación cambiaria y el dólar débil. En este contexto, sólo una recesión superior a 10% anual en las economías mayores –síntoma que asoma en la Unión Europea- bien podría derrumbar los productos primarios fundamentales.</p>
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Hubo repunte del dólar, pero no ceden los metales básicos
Una divisa a 0,70, o sea un euro a US$ 1,43, afecta poco las cotizaciones del oro, la plata y el cobre. En el primer caso, tras un récord nominal US$ 1.226 por onza (principios de diciembre), el oro cedió en realidad poco: a 1.086, el 22.