<p>Sitios como LinkedIn prosperan. Hace menos de un año, ese portal ya se consideraba apto para contactos profesionales. Por el contrario, Facebook atraía gente en busca de diversiones. Hoy, LinkedIn crece a razón de 200% anual en Estados Unidos y tiene más de 35 millones de miembros. Muchos han sido dejados en la calle por la crisis financiera. Por ello, Xing (Alemania, siete millones de socios), se especializa no en talentos, sino en víctimas de Lehman Brothers.<br />
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Esta incipiente popularidad de redes sociales altera la naturaleza del negocio y redefine cómo los ejecutivos manejan sus carreras. Pero también augura drásticos cambios. Con tanta gente entrando en el juego, se difumina la línea entre lo social y el negocio. Surge así una duda relevante: ¿los códigos del mundo virtual chocarán con los de la realidad?. Facebok, por ejemplo, está siendo atosigado por operadores y marquetineros desocupados.<br />
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Como señala Nan Lin en Social capital, “las personas interactúan para generar utilidades vía información, influencia, contactos, etc. Los activos acumulados, pues, aportan ventajas competitivas, resultado de acceso previlegiado a ciertas redes sociales”.<br />
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Ahora bien ¿pueden tantos intrusos ser amigos? Los sociólogos estiman imposible mantener relaciones estables con más de 150 individuos. Por eso, entre los 175 millones que integran Facebook crece la ruptura de vínculos. <br />
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Empleos: las redes sociales auguran drásticos cambios
Mientras el desempleo sigue duro en Occidente, millones de ejecutivos ansiosos de conseguir trabajo se enganchan en redes sociales. Las necesitan para obtener contactos.