<p>Por lo menos desde el miércoles, se detectan masivas intervenciones de especuladores. Desde Nueva York, San Pablo, Singapur, Shanghai, Hongkong o Bombay, se desencadenaron ataques contra el euro. Objetivo: atacar las bases mismas de la unión monetaria vía sus puntos más vulnerables (Grecia, Portugal, España, Irlanda).<br />
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En este juego son cómplices las tres agencias calificadoras –Moody’s Investors Service, Standard & Poor’s, Fitch Ratings-, como lo afirma la Commissione nazionale de società e borse (Consob, Italia) aludiendo a la primera de ellas. Eso quedó en evidencia este viernes: cedieron mercados de la Eurozona, Asia oriental y meridional; pero los norteamericanos casi no se movieron.<br />
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Alertado por sus asesores, Barack Obama cerró la jornada reiterando sus duras críticas de días antes a la codicia especulativa de Wall Street. De paso, dispuso que el departamento del Tesoro y la Securities & Exchange commission (comisión de valores) cooperen con las instancias europeas en la crisis griega y sus eventuales secuelas.<br />
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Por ahora, las señales positivas en la economía real de Estados Unidos y la ausencia de síntomas “europeos” en los principales países de Latinoamérica impiden posibles contagios. Naturalmente, el desastre petrolero en el golfo de México es un factor potencialmente peligroso, pero distante del ámbito financiero.<br />
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No sucede lo mismo con el “error” en la mesa de dinero de Citigroup. El incidente ha creado o agravado la sensación de caos en los principales mercados de riesgo. En un sentido, esta semana prolonga los acontecimientos iniciados con el colapso de malas hipotecas (2006/7), el derrumbe de Bear Stearns/Lehman Brothers y la crisis sistémica occidental. Su síntoma clave fue la masa de rescates bancarios norteamericanos por dos billones de dólares (2008/9).<br />
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Existe un hilo conductor, subrayado por el presidente, varios legisladores y economistas serios: el abuso exasperante de instrumentos financieros y tecnologías informáticas a velocidad de la luz. Más que nunca, países enteros o empresas se han convertido en activos virtuales, vía bonos públicos y privados. El caso heleno, como el argentino de 2001/3 (o quizás el de España), ilustran el lado social de estas crisis de endeudamiento. En efecto, la insistente aplicación de recetas ortodoxas –despidos, bajas salariales, aumentos de precios, impuestos regresivos- desencadenan disturbios como los de Atenas y Salónica. Pero el corolario no cambia: quitas en deudas cuyo capital es imposible de repagar, salvo mediante otro imposible: la bancarrota soberana.<br />
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¿Quiénes apuestan tan fuerte? Jugadores en EE.UU. y oriente
Errores imposibles velozmente silenciados por muchos medios, derivados fuera de control y un recalentamiento ligado a fondos de cobertura marcan un fin de semana tenso. La Eurozona debe activar un rescate griego sin mucha fe y tal vez preparar otros.