<p>Hoy, los reguladores del mercado advierten que, durante demasiado tiempo, han sido muy tolerantes con la especulación y sus mutables instrumentos. Si un dudoso “error” humano pudo hacer caer casi mil puntos en segundos el Dow Jones 30 (el jueves 6), cae de maduro que se necesitan normas más estrictas pero menos inflexibles.<br />
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La clave de estos desastres reside en transacciones masivas efectuadas en nanosegundos. Convergen supercomputadoras tipo C-5 y complejos modelos derivativos que involucran miles de ecuaciones. Son productos de gente como Robert Merton, Myron Scholes (Nobel 1987 compartido), Henry Markowitz, Merton Miller y William Sharpe (habían dividido el premio en 1990). No eran economistas ni sociólogos, sino simples matemáticos que trabajaban para la megaespeculación financiera.<br />
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El corriente avatar de esos sistemas se traduce en transacciones de alta frecuencia (TAF), que generan oscilaciones extremas y devastadoras a velocidad de la luz. Como todo derivativo, las enormes sumas que manejan y sus activos son aire caliente. Vale decir, multiplican por cientos o miles cada dólar real que las alimenta.<br />
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En tanto la Eurozona trata de proteger su castigada divisa mediante un fondo para salvar estados insolventes, en EE.UU. el principal problema es limitar la volatilidad de los mercados especulativos. Son vaivenes asociados a las TAF. Por otra parte, este modelo tiene otro efecto perverso: no ataca acciones ni bonos privados o públicos, sino directamente países.<br />
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Ese extraño “error” en la mesa de dinero de Citigroup, Nueva York, ha abierto otra caja de Pandora. Este martes, un comité bilateral del Congreso discutirá los hechos desencadenados el día 6 en Wall Street y otros mercados. Entre los temas, habrá uno dominante: la interconexión global de mercados especulativos y su capacidad multiplicadora. Por ejemplo, el jueves pasado las plazas europeas habían cerrado cuando aquel operador tecleó una orden para vender mil millones (one billion) de papeles –entre ellos, de Procter & Gamble- en lugar de un modesto million.<br />
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Las TAF disparadas fueron tan difíciles de deshacer que el D-J 30 terminó perdiendo 362 de aquellos 998 puntos. Al respecto, cabe subrayar otro detalle: en EE.UU. operan unos cincuenta mercados bursátiles menores, que amplifican cualquier movimiento hacia arriba o abajo.<br />
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Las operaciones de muy alta frecuencia golpean otra vez
Mientras el gobierno estadounidense llama a controlar todo tipo de abusos en Wall Street, en Europa occidental proliferan al socaire de la crisis financiera. Ahora, nadie menos que Lloyd Blankfein (Goldman Sachs) sostiene que las bolsas exageran.