<p>Peter Szijjartö, vocero del primer ministro Viktor Orban, calificó la situación económica como “sumamente grave”. El florín no había estado tan abajo desde mediados del año pasado. Entretanto, el rinde adicional que pagan los títulos soberanos sobre las letras del tesoro norteamericano ascendía 93 puntos básicos, a 4,12% <br />
La estimación proviene de JPMorgan Chase y refleja su indicador EMBI global. El índice accionario cedió 7% en Budapest.<br />
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Honrando una vieja tradición política, el gobierno derechista le endilgó las culpas de la crisis a anteriores gestiones socialdemócratas. Sin rodeos, Szijjartö sostuvo que el gobierno previo manipulaba cifras y mentía sobre el estado real de la economía. Con cierta imprudencia, señaló que “hablar de insolvencia o cese de pagos no sería una exageración”.<br />
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Estas presunciones afectaron el cierre de semana en varias bolsas dentro y fuera de la Eurozona. Hungría pertenece a la Unión Europea, pero no al área de moneda común. Pero ya se especula con un contagio en dos sentidos: de las crisis preexistentes (Islandia, Estonia, Letonia, Grecia, España, Portugal) y hacia Irlanda o Italia. <br />
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Por cierto, “los problemas húngaros no eran tan severos, pero la actitud tremendista de ese gobierno los agrava”. Así señala un informe de Barclay’s Capital, Londres. El cimbronazo golpeaba a Austria –Eurozona-, Eslovaquia, Rumania, Eslovenia y Ucrania (fuera de la UE). <br />
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“Se agotó la liquidez en el mercado interbancario y todos venden lo que pueden para reunir efectivo”, señala un analista del banco Raiffeisen, Budapest. El país aún no salía de un rescate armado por el Fondo Monetario Internacional en octubre de 2008. Ese ente, la UE y el Banco Mundial le aportaron € 20.000 millones. Con crisis regionales al oeste, los inversores abandonan Hungría y puede repetirse la situación de hace dos años.</p>
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Corrida en Hungría entre signos de contagio en la UE
Este viernes el florín magyar cayó al piso en casi un año, junto con las acciones. Los bonos públicos bajaron y su contracara, los rindes, llegaron al pico desde noviembre de 2008. El euro subía a 287,75 en Budapest, donde primaba un clima tenso.