Para mí, salmón transgénico, por favor
Los avances en biotecnología , que incluyen técnicas de recombinación de ADN, permitieron romper las barreras de reproducción de los seres vivos originando los llamados organismos genéticamente modificados (OGM) o transgénicos.
29 junio, 2010
<p>Luego de un largo estudio de por lo menos diez años, la Food and Drug Administration parece estar a punto de dar su aprobación al salmón genéticamente modificado. La FDA es el organismo que decide lo que puede llegar a la mesa de los norteamericanos. Los opositores llaman “FrankFish” a la variedad, que sería el primer producto comerciable de la Revolución Azul, opuesta a la Revolución Verde.</p>
<p>El supersalmón crece tres veces más rápido que el natural: en lugar de tres años, llega a su peso y forma en sólo 16 meses. La compañía que quiere patentarlo — AquaBounty Technologies de Waltham, Massachusetts, que cotiza en la bolsa de Londres – asegura que la ventaja sería mayor disponibilidad del producto, con muchas consecuencias para los mercados. Por lo demás, sabor, color, minerales, vitaminas, acidez y proteínas son idénticos a los del salmón que reemplaza: el atlántico. Así dijo al New York Times, el director gerente de AquaBounty Ron L. Stotish.</p>
<p>Según la compañía, la FDA habría ya dado el OK a cinco de los siete puntos exigidos para comercializar el súper pez. Sin embargo, cuando comenzaron las experimentaciones en Canadá, a fines de los años 90, los ecologistas miraban con sospecha al FrankFish. ¿Qué sucede si el trans-salmón se acopla con el natural? El productor sostiene que se obtendrán solo salmones femeninos y estériles. Recuerda además que el salmón atlántico que se vende actualmente ya es un producto de cautiverio. El supersalmón podrá nadar solo en piletas: la inmensidad del océano le estará vedada.</p>
<p>El último problema que la FDA deberá superar es el del etiquetamiento. Años atrás la administración decidió que no es obligatorio indicar si un alimento es producido con cereales genéticamente modificados a menos que éstos contengan propiedades nutricionales diferentes de los del producto natural. Así, el pescado que algunos llaman Frankenstein podría terminar en el plato sin ninguna indicación suplementaria. <br />
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