<p>No fue posible, al cierre, ocultar que los mercados temen nuevas sacudidas en el sector financiero privado, asociadas a la escasez de resultados concretos en Huntsville (grupo de los 8) y Toronto (grupo de los 20). Un síntoma lateral lo ilustra: la bolsa de Milán mostró la peor caída (4,44%) del día. No por problemas propios, sino porque está sujeta a Londres desde 2006, vínculo que relevantes empresarios italianos y analistas franceses sugieren romper.<br />
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Sin llegar a los extremos de ese mercado y París (-4%), los retrocesos fueron notables en Francfort (-3,33%) o Londres (-3,1%) y no tan marcados en Nueva York (-2,65 a -2,9%). Esto confirma que lo del martes se relaciona con dudas sobre la suerte de la banca privada y su exposición a la crisis europea de sobreendeudamiento. Otro síntoma: el jueves vencen € 442.000 millones en “call money” inyectados al sistema por el Banco Central Europeo hace un año.<br />
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El euro no llegó al US$ 1,215 del 27 de mayo, aunque cediera a 1,22. Pero sí registró pisos de ocho años en Zürich (FS 1,32) y Tokio (¥ 103). En tanto, China volvió a frustrar a los gurúes que apostaban a un yüan nuevamente en alza.<br />
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Pero Barack Obama, que no daba mucho por la doble cumbre –ni espera mucho de la próxima en Seúl, noviembre-, se encargó de poner la economía física por encima de los mercados especulativos. El presidente señaló que “nuestra desocupación no baja aún de casi 10%; por ende, debemos mantener los estímulos fiscales y monetarios”. Esto lo contrapone a la Unión Europea y su serie de ajustes ortodoxos que acentúan la recesión y el desempleo (20,5% en España, por ejemplo).<br />
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En lo financiero, el BCE depende de los vencimientos en carpeta para recobrar parte de la liquidez drenada desde agosto de 2007, punto inicial de la crisis de deuda en curso. A la sazón, el jueves toca devolver al BCE préstamos concedidos en julio a una tasa de 1% anual. Mientras tanto, se incrementan los riesgos de insolvencia en bancos privados de Grecia, Portugal, España, Hungría, Italia, etc.<br />
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“Haremos lo posible para asegurar liquidez y respaldar el euro”, prometió Christian Noyer, director de junta en el BCE. Pero el técnico admite que “varios bancos se hallan en aprietos y podrían pasarla mal”. Fruto de los esfuerzos en Francfort, reaparece el “call” a entre uno y seis días, aunque no ya a 1 % anual. <br />
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No fue la desaceleración, sino el temor por los bancos
Wall Street y Londres atribuyen la caída del martes a vacilaciones en la confianza del público o alza de tasas sobre bonos del tesoro. Pero los asuntos de fondo son el fracaso de dos cumbres (G-8, G-20) y la vulnerabilidad de la gran banca privada.