<p>Angora retiró el veto al comando en manos de la OTAN, con la anuencia del consejo de seguridad (ONU). En lo formal, la primera entidad asume la conducción de un operativo ya en manos de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña. Vale decir, los ataques cubiertos por el paraguas aéreo y fuerza de mar. Como Brasil, México o Argentina, ajenos a la intervención, Turquía –igual que Berlín- teme que las acciones aliadas aumenten las víctimas civiles.<br />
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No obstante, la cuestión de fondo reside en las divergencias en el “frente interno” de la coalición occidental. Este viernes, queda claro que –como lo ve el Pentágono- los debates se enfocan en el carácter de la estructura de mando. Esto involucra también a la Liga Árabe. <br />
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Ahora, los militares norteamericanos esgrimen la peor de las excusas: quieren pasar a segundo plano en Libia para dedicarse a Afganistán-Pakistán. Se trata de una guerra de desenlace casi imposible, donde EE.UU. encabeza una coalición de 45 países, cuyos habitantes –en gran parte- ya no quieren seguir en ese pantano.<br />
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Esta mezcla de factores lleva directamente a un problema político: las estrategias de salida para Ghadafi y su familia. Existen tres opciones básicas. La primera, auspiciada por Italia –cuya lengua habla el raís-, sugiere un alto del fuego en serio, no los tres unilaterales que el coronel rompió con discursos incendiarios. Sin apelar a un armisticio, la segunda alternativa atenúa los alcances de la zona de exclusión –como sucedió en Irak dos veces-, pero implica el riesgo de un país dividido e inestable. <br />
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La tercera es el otro extremo. Si el dictador no cede (ni es acorralado rápidamente), Francia y Gran Bretaña propondrán una “guerra sucia”. Fuerzas especiales, junto con rebeldes bien adiestrados, eliminarán a los Ghadafi. Por supuesto, esta solución estilo israelí será inaceptable para los países musulmanes, no sólo árabes.</p>
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La OTAN, dividida, está ahora al mando
Finalmente, la Organización del Tratado Noratlántico, con disensos, se hace cargo el lunes de la operación odisea al amanecer. Pero aún se ignora cómo se manejará la destitución de Muammar Ghadafi y su destierro, si así acaban decidiéndose.