<p>En este clima que cunde en el ángulo sudoeste de la península arábiga, las operaciones contraterroristas occidentales –y saudíes-, se hallan congeladas. Pero las células de la organización múltiple actúan con creciente libertad en el antiguo reino de Saba, planeando –sostiene Washington- atentados en América anglosajona y media Europa. <br />
<br />
La volatilidad política rodea al presidente vitalicio Alí Abdullá Saleh (28 años en el poder), a quien jefes y unidades militares le desertan. Las restantes van siendo llamadas a la capital, Sana para respaldar un régimen tambaleante. Naturalmente, las filiales de al-Qaeda no han perdido tiempo –opina Robert Gates, secretario de defensa heredado de George W. Bush- en llenar parte del vacío. Mientras, la policía es objeto de mayores ataques en las últimas semanas. <br />
<br />
Según afirman funcionarios del Pentágono, están filtrándose en Yemen, vía Somalía, guerrilleros y comandantes de baja jerarquía. Provienen de Afganistán, Pakistán, Sudán, Filipinas, etc. Al respecto, los agentes de la CIA están divididos y no saben a ciencia cierta si la crisis política local atrae más mercenarios de los normales. <br />
<br />
En conjunto, esos factores siembran la alarma en los pasillos de Washington, Londres, París, Berlín, Beirut, Bagdad, Angora y Tel Aviv. En un contexto tan endeble, EE.UU., Gran Bretaña y Saudiarabia deben desplazar a Saleh sin poner en peligro las operaciones contraterroristas que aún siguen su curso en Yemen. No obstante, la misma situación explica por qué Washington se torna cada día más remiso a apoyar a Saleh, otrora un aliado estrecho. En efecto, su valor como aliado en la lucha antiterrorista viene mermando desde que estallaron las revueltas urbanas y tribales. <br />
<br />
Algunos expertos en la región –que cubre la salida del mar Rojo- observan que la larga hegemonía de Saleh, hoy en franco declive, se acerca a un desenlace. Por ello, puede estar retirando fuerzas de la lucha contra al-Qaeda en el norte, con la idea de extorsionar a estadounidenses y saudíes y hacerlos emular la violenta intervención en Bahrein.<br />
<br />
</p>
<p>Un hijo y tres sobrinos del presidente están al frente de las cuatro agencias a cargo de seguridad y antiterrorismo, equipadas y adiestradas por el Pentágono. Si caen junto a Saleh, sus actividades quedarían en manos poco experimentadas.<br />
<br />
Pero quizá lo más preocupante es la pila de datos recogidos o interceptados sobre la rama yemení de al-Qaeda. Esto abarca discusiones en torno de ulteriores ataques dentro o fuera del país, como revelaba el Washington Post a fines de marzo. Aquel grupo es responsable por el fallido intento de hacer estallar un avión de pasajeros con rumbo a Detroit (nochebuena de 2009) y plantar cargas explosivas en vuelos destinados a Chicago, en octubre último.<br />
<br />
Una estrella de la insurgencia, sostienen en la CIA, es Anwar al-Awlakí, un clérigo yemení naturalizado estadounidense, propagandista de Osama bin Laden y adoctrinador de los suyos. Tras largo tiempo, Awlakí rompió el silencio sobre la ola de levantamientos en el mundo árabe. Lo hizo con brillantez en el último número de Inspire, revista en inglés de la secta, donde predijo ulteriores caídas de regímenes autocráticos.<br />
<br />
Por su parte, el gobierno de Sana languidece día a día, entre convulsiones que sacuden varias partes de un país empobrecido. Agentes norteamericanos detectan malestar en las provincias de Shabwa, reducto norte de al-Qaeda, y Abyán, en el sur, donde el grupo tiene una base. <br />
<br />
El actual brote de violencia, iniciado el lunes, marca –dicen observadores egipcios e iraquíes- el rompimiento yemení con Washington y tal vez Riyadh. Al parecer, la Casa Blanca resolvió que Saleh debe abandonar el poder. Ese día y el martes, policías y agentes de civil disparaban desde los techos mientras las calles se cubrían con millares de ciudadanos iracundos. Sumando las cinco mayores ciudades, la noche del martes se contaban quince muertos y cientos de heridos. Una coalición de partidos opositores imploraba el martes a la Liga Árabe y a EE.UU. sacar del país a Saleh y su parentela.</p>