¿Es posible convivir con la radiación en Japón?
En menos de dos meses, este país soportó una serie de sismos, iniciada el 11 de marzo con uno de 9 puntos Richter y varias réplicas. El 7 de abril, un terremoto de 7.8 precedió a una réplica de 6.4. Hasta hoy sólo el primero derivó en tsunami.
8 abril, 2011
<p>Pero, sin restar trascendencia a los terremotos, el problema de fondo reside en tres reactores, fuentes de radioactividad en personas, animales y fauna íctica. Unos 50.000 habitantes residentes cerca de la usina que opera Tokyo Electric Power (TEP) debieron ser evacuados. En cuanto al doblete sismo-tsunami, ha costado no menos de 1.500 vidas en Fukushima. Por supuesto, muchos desaparecidos ya no volverán.<br />
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Al cabo de los acontecimientos del 11 de marzo y del 7 de abril, tres son las preocupaciones de público, empresarios, dirigentes y hasta partidos políticos. La primera hace a las parsimoniosas informaciones sobre los derrames radiactivos difundidas por el gobierno y TEP, tachadas de no fiables dentro y fuera de Japón.<br />
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La segunda se cifra en la persistente inestabilidad de los reactores, siempre en peligro de emitir volúmenes aún más altos de contaminación. La tercera inquietud, al cabo, es una pregunta: ¿cuándo volverá la estabilidad? Si tarda en llegar, los daños serán peores, pues vientos y corrientes marinas continuarán arrastrando elementos radiactivos, en desmedro de explotaciones agropecuarias y pesqueras. En otros términos, se afectará la economía de varias prefecturas.<br />
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El segundo sismo y su réplica tuvieron tan mala suerte como los primeros: la pronta difusión de informes completos sigue en el limbo. Horas antes de esta secuela, el miércoles 6, TEP logró detener la filtración de agua contaminada en un reactor dañado. Contenía 7.500.000 veces más iodina que los niveles aceptables.<br />
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Pero en realidad la compañía no reaccionaba a hallazgos propios, sino a la captura por varios pescadores -70 kilómetros al sur- de anguilas konago con rastros de iodina y cesio. El “inoportuno” descubrimiento obligó al primer ministro Naoto Kan a fijar normas más estrictas de radiactividad. <br />
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Entretanto, los temores a la contaminación se extienden a escala internacional y Kan sabe, hoy, que no alcanza con presentar pruebas científicas. También han de ser dignas de crédito. El martes 5, India suspendió importaciones de pescados y mariscos japoneses. La vecina Surcorea reclama porque nadie le dijo que, hace una semana, TEP echó al océano desechos radioactivos. Seúl no tiene costas al este de Japón, pero su cultura alimentaria es idéntica.<br />
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En momentos cuando la economía del Sol Naciente pasa malos momentos, unos cincuenta países imponen restricciones a la importación de sus productos. Estados Unidos, que absorbe un sexto de las exportaciones agrícolas, ha puesto bajo revisión una lista de importaciones provenientes de Fukushima y tras prefecturas lindantes. Las Vegas ha ido demasiado lejos: la comida japonesa desapareció este jueves de la carta en hoteles y restaurantes.</p>
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