<p>Hoy las cosas han cambiado en términos de paga: los sueldos indios han subido como muy pocos en el mundo. En su décimo quinto informe anual, la consultoría de recursos humanos Aon Hewitt proyecta este año 12,9% de alza salarial promedio, superior al 11,7% de 2010. La firma pronostica una gama de 12 a 15% por algunos años. Otras comparten ese optimista. En su trabajo sobre remuneraciones, Mercer anticipa +11% en 2011, contra 10,5% en 2010. Entretanto, el Centro pro Monitoreo Económico (CME) y el portal naukri.com (unos mil encuestadores) calculan que los empleados públicos recibirán 7% de incremento salarial en 2011/12 y el sector privados alcanzará 14,2%.<br />
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En otro plano, prosiguen las fusiones y adquisiciones (F&A) no cesan, si bien el estudio de Grant Thornton detecta un retroceso de 30% en enero-marzo, respecto de igual lapso de 2010. Pero, a su vez, las cifras del corriente año han sido influidas por los US$ 10.700 millones pagados por Bhakti para tomar Zain. Naturalmente, el factor F&A ofrece un costado inevitable: los ejecutivos de estos gigantes esperan remuneraciones y beneficios en escala internacional. <br />
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Al mismo tiempo, trabajadores y sindicatos recurren a Internet para comparar niveles salariales ajenos. Por ende, un beneficio otorgado en cualquier parte puede multiplicarse en otros países, particularmente de la misma región. Ello no implica que la parte laboral lo obtenga así como así; entre otras cosas, porque debe tenerse presente el poder adquisitivo de los salarios. Pero existe proclividad a uniformar criterios. <br />
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Por ejemplo, los veinte o más componentes de una remuneración usuales en India se han limitado a cinco o seis. Muchos de ellos son imponibles, por tanto no hacen diferencia si son reembolsos o parte del sueldo. Pero el asunto no para ahí.<br />
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Por supuesto, los emolumentos ejecutivos indios siguen lejos del canon normal en economías centrales y sólo son equiparables a los imperantes en otros países de veloz desarrollo. Antes de que India se abriera en 1991, claro, la brecha era mucho más amplia. En rigor, la ley de empresas privadas (1956) prohibía que un director ejecutivo ganase más que el presidente. En los años 70, eso equivalía a 7.500 rupias (entonces, US$ 170) por mes, cota que se dobló en los 80. Ya en un contexto desregulado durante la primera década del siglo XXI (2001-10) saltaron hacia arriba las remuneraciones para ejecutivos medios y superiores, en especial. Por tanto, beneficios y bonificaciones ya no tornan muy atractiva la paga.<br />
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El trasfondo de todo esto es que India continúa creciendo aunque, como China y otras naciones emergentes, con un grado de inflación algo más notorio que hasta la crisis sistémica occidental. El producto bruto interno del bienio 2011-12 puede rozar 9% por año. En contraste con recortes laborales y desempleo en economías centrales, durante 2008/09 los salarios indios dejaron a ascender sobre 10% para moderarse a 7 ú 8%. Dicho de otro modo, las perspectivas socioconómicas son muy buenas, si bien Delhi (y Beijing) sabe que, no mucho detrás, esperan Vietnam, Indonesia, Malasia, Tailandia, Ceilán y Filipinas.<br />
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Presiones salariales y precios en India
Cuando Hindustani Unilever adquirió Tata Oil Mills (molinos de aceite), su plana mayor voló de Bombay a Delhi en primera. El presidente de Unilever lo hizo en clase turista, como era usual en su empresa. Después no hubo clase ejecutiva para nadie.