<p>Oblicuamente, el presidente francés Nicolas Sarkozy admitió esa posibilidad “para evitar un cese de pagos caótico en Atenas”. La canciller Angela Merkel optó por un cauto silencio porque afronta un dilema propio: preservar su maltrecho pellejo político tras seis derrotas electorales sucesivas o salvar el euro. En Alemania, la opinión pública desdeña rescates onerosos y no simpatiza con la traqueteada divisa.<br />
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Entretanto, Guido Mantega, ministro brasileño de Hacienda, admitió que se considerarán formas de auxiliar a la Eurozona “pero no al Banco Central Europeo”. El cónclave coincide con la reunión semestral conjunta del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial (22-23 de este mes), en escala de ministros y presidentes de bancos centrales.<br />
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Según fuentes de Basilea (Banco de Ajustes Internacionales, BAI), un resorte factible sería elevar las tenencias de los países emergentes en euros y títulos en esta divisa. Detalle curioso: el periódico brasileño Valor econômico sostiene que las compras se limitarán a los bonos más sólidos, empezando por los alemanes. En cierto sentido, será como puentear entre los europeos prósperos y la periferia en apuros.<br />
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Algunos analistas norteamericanos ven en la propuesta una especie de “cortés venganza de emergentes hoy elevados a la categoría de emergidos” (Chicago Tribune). Esto puede ir más allá de “los cinco”. Por ejemplo, si los salvadores incluyesen Turquía, los países que aún bloquean el ingreso de Angora a la Unión Europea quedarían en una postura ridícula.</p>
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Beijing y cuatro o cinco emergentes al rescate
Grecia, Portugal, Irlanda, Italia, España y otros dependen ahora de China, India, Brasil, Sudáfrica y, quizá, también Rusia. La semana próxima, el quinteto analizará en Washington compras coordinadas de bonos soberanos emitidos por la Eurozona.