<p>Dejando de lado algunas suaves recomendaciones sobre el sector y su necesidad de competir mejor, John Vickers –presidente del cuerpo- dedica sus párrafos principales a la estabilidad financiera. En este plano, aboga por “un paquete de medidas que haga a los bancos más capaces de absorber pérdidas, menos expuestos a problemas costosos y menos proclives a tomar riesgos excesivos”.</p>
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<p>Si son éstas las metas –indica Jenkins-, la propuesta esencial para lograrlas no es nueva y se basa en el concepto de ringfence. Vale decir, transferencia de activos de un punto a otro para protegerlos. Consiste en tender una barrera de fuego (firewall) alrededor de las operaciones claves de una entidad financiera. Por ejemplo, depósitos minoristas, créditos a pequeñas empresas, mecanismos de pagos, etc., para impedir que sean arrastrados por una deficiente gestión de riesgos <br />
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Pero no deja de ser un punto de vista limitado, estrecho. Primero, ni la idea de ringfencing ni el propio informe encaran las lecciones más obvias derivadas de la crisis sistémica occidental (2008/09). Segundo, tampoco asimilan sus patentes riesgos para el negocio bancario. “¿Qué ocurre con una banca de inversión cuando juega con sus fondos, infringiendo las nuevas normas de la Reserva Federal?”<br />
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El asunto –apunta Jenkins- apenas es rozado por la CB. “¿Y qué pasa con el fondeo mayorista, o sea la proporción de préstamos financiable vía el mercado, no con depósitos? Excesos en esta modalidad acabaron con la hipotecaria Northern Rock hace cuatro años. Vickers recomienda restringirlos, pero no define límites”. <br />
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En segundo lugar, sugerir que el ringfence es una panacea británica es engañoso. Cambios en reglas internacionales que Londres ya aplicaba, en todo caso, llevan la relación acciones-capital a 9,5% para casi todos los bancos grandes. Apenas poco menos de 10% especificado por las firmas expertas en ese tipo de blindaje.<br />
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Igual sucede con cánones de liquidez más estrictos o los llamados “planes de resolución” para preparar la división de una entidad en momentos de crisis. Esos instrumentos, si se estructuran adecuadamente, obvian la necesidad del ringfence. “Pero dar por sentada esa evaluación –sostiene el columnista- presupone que esa forma de firewall es, predominantemente, una herramienta de regulación financiera. En verdad, su razón de ser es política y ello debiera bastar”.<br />
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Como estructura, es un mecanismo que cumple un fin clave para el gobierno y la CB: eliminar o reducir los costosos efectos distorsivos de las garantías oficiales implícitas en el sistema. A fin de agosto, su monto llegaba a £ 46.000 millones. <br />
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Sin embargo, el trabajo de la comisión contiene buenas reformas de fondo. No sólo especifica amortiguadores accionarios, sino también los de deuda que un banco debiera poner en línea. El informe los asimila a la dureza suiza en la materia.<br />
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Lecciones de 2008, que aún no se han aprendido
El pasado lunes 12 se terminó una espera de quince meses. Antes de reabrirse los mercados, un mamotreto de 360 carillas llegó a los grandes bancos del reino. Algunos respiraron aliviados. Otros no. Era el informe final de la Comisión Bancaria británica.