<p>El primero, de características heroicas, fue Hamza Alí a-Jatib, de quince años. Lo arrestaron en Dera’a –núcleo inicial de la rebelión que hoy cubre las principales ciudades sirias- el 29 de abril. Se entretuvieron dos meses torturándolo, lo violaron, lo mataron y tiraron el cuerpo mutilado ante la casa de sus padres.<br />
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Aquel mismo día, no lejos de allí, también detuvieron a Thamer al-Sharéi, de quince años. Tuvo el mismo destino que Hamza y, como a él, se lo menciona cada viernes en las oraciones a Alá en las mezquitas sunníes.<br />
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Tal vez la víctima más conmovedora e inocente sea –hasta ahora- Ola’a Dyablawí, una pequeña de dos años y medio. Fue alcanzada en el rostro y muerta por un proyectil. Ocurrió mientras sus padres escapaban de Latakia (noroeste del país) con ella en brazos.<br />
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El cuarto mártir es Ibrahim, apenas nueve años. Fue este viernes (vigésimo tercero de protesta) en Damasco, la capital. También en este caso, el adolescente fue alcanzado por una bazuca y su corazón dejó de latir mientras el padre lo contemplaba impotente. <br />
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Siria: suman ya cuatro los mártires infantiles
Según Naciones Unidas son 187 los menores víctimas del régimen alawita. Hay cuatro casos en cuatro meses, dolorosamente emblemáticos. El más reciente se llama Ibrahim Shaibán y tenía nueve años. Pero poco se hace contra un estado tan vesánico.
