<p>Los incidentes postelectorales en Túnez, el intento de imponer la Shariyá en Trípoli y los disturbios en El Cairo y Alejandría ponen en tela de juicio la “primavera árabe”. En ciertos rincones de la sociedad urbana y, más aún, en el desierto, hay gente que cambiaría el nuevo orden –que no se perfila con claridad- por los viejos regímenes, autoritarios pero estables.<br />
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En cuanto hace a Túnez, el estado más pequeño y occidentalizado, la alta participación femenina en los recientes comicios llevó al parlamento varias mujeres. Esto sería imposible, por ahora, en Saudiarabia o Marruecos. El surgimiento de un partido islámico moderado (Ennahda) no representa una amenaza a la incipiente democracia.<br />
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Al parecer, el país se orienta al “modelo turco”. En lo tocante a Libia, los actos de barbarie contra los derrotados –particularmente en Sirte y Misurata- deben investigarse y frenarse para no poner el riesgo al gobierno provisional. Pero, en su seno, han surgido quienes tratan de imponer la ley musulmana, en esencia aspectos misóginos “institucionalizados” por el califato Abasida en el siglo IX de la era común.<br />
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Lo absurdo es que el régimen de Muammar Ghadafi los había suprimido junto con la monarquía senusí en 1969. Ahora, un grupo afín a la Hermandad Musulmana con llegada al Consejo Nacional de Transición pretende volver, entre otras cosas, a la poligamia y a una legislación divorcista favorable al marido.<br />
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En forma discreta, altos funcionarios franceses, italianos y británicos tratan de ablandar a estos duros, muy influidos por sus correligionarios de El Cairo. Sus gestiones pivotean en dos contradicciones de los fundamentalistas: el modelo turco incluye las fuerzas armadas laicas creadas en los años 20 por Mustafá Kemal y el modelo egipcio incluye participación femenina.</p>
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¿Es primavera u otoño violento para los árabes?
Por momentos, varios observadores temen que las mil flores en la costa meridional y oriental del Mediterráneo estén por convertirse en ilusorias. Por una gama de motivos, Túnez, Libia y Egipto crean dudas diversas. De Siria, mejor ni hablar.