<p>Por supuesto, Angela Merkel jura y perjura que “eso nunca sucederá”. La fracasada subasta de bonos soberanos teutones (se precisaban € 6.000 millones y sólo se consiguieron 3.800 millones) indica que la eurocrisis financiera alcanza de algún modo a Alemania. Por ejemplo, Moody’s Investors Service reiteró que Francia puede perder la AAA y Standard & Poor’s rebajó a Bélgica de AA+ a AA. Poco antes, Hungría y Portugal caían a categoría chatarra.<br />
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Uno a uno, los países adherentes al euro van cayendo prisioneros del dogmatismo germano. Por supuesto, este factor dista de ser nuevo: desde mediados del siglo XIX, Alemania fue acumulando prodigiosas energías industriales, políticas y militares. Al mismo tiempo, generaba su propia revolución científica y tecnológica.<br />
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En 1914, por fin, el Segundo Reich –fundado en 1871- “se lanzó al asalto del poder en Occidente”, señalaban los historiadores Friedrich Fischer, Oswald Spengler y Arnold Toynbee. Pero se equivocó de aliados: Austria-Hungría y Rusia fueron dos lastres fatales<br />
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Ulteriores fracasos –república de Weimar, Tercer Reich- llevaron a un replanteo integral de esquemas y prioridades. En 1949 se partió el país en dos (república Federal, república “democrática”). Con el tiempo, la licuación del bloque soviético, 1989/91 reconstituyó una Alemania reoccidentalizada. Pero el euro acabó siendo un corsé ni lo bastante estricto como la Reserva Federal ni lo bastante flexible como el Banco de Inglaterra (único sobreviviente del siglo XVIII).<br />
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Cabe recordar, en este punto, la génesis del doble euro, o sea la divisa para la Eurozona (diecisiete miembros) y la unidad contable para el resto de la Unión Europa. (diez). Las equivalencias por euro eran aproximadamente 13,76 chelines austríacos, 40,34 francos belgas, 0,583 liras chipriotas, 15,65 coronas estonias, 5,946 marcos fineses, 6,56 francos franceses, 1,955 marcos alemanes, 340,75 dracmas griegos, 0,788 libras irlandesas, 1.936 liras italianas, 40, 34 francos luxemburgueses, 0,420 liras maltesas, 2,204 florines holandeses, 200,5 escudos portugueses, 30,13 coronas eslovacas, 239,64 táleros eslovenos y 166,39 pesetas.<br />
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En verdad, el elenco original (1999) era viable. No puede decirse lo mismo de posteriores “incorporaciones políticas”. Entre ellas, la subdesarrollada Grecia (2001), Chipre (dos tercios de la isla), Malta (una base de la OTAN), Eslovaquia (un desprendimiento que revierte a 1939) y Estonia (cliente de Finlandia). Pero los dislates de Bruselas no terminan ahí: la misma UE que resiste el ingreso turco –hoy Angora está en otra cosa- arriesga absorber un grupo tan impresentable como Rumania, Bulgaria y partes de la ex Yugoslavia.</p>
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Eurozona, presa de los rígidos dogmas alemanes
Crece el miedo al colapso del euro. Un grupo de bancos privados elaboraba este fin de semana opciones. Bank of América-Merrill Lynch, Nomura Securities y Barclays Capital no descartan un fin abrupto. Sin duda, Berlín es el villano de la película.