<p>En vísperas de la cumbre europea, el lunes, Angela Merkel da cuerda el relol hacia atrás y retorna a su obsesión, el pacto de Maastricht (1992). No obstante, insiste: “el objetivo de los dos plenarios venideros debe ser un programa para crear puestos laborales”.<br />
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La jefa del Gobierno germano usó el foro económico mundial (Davos), edición 2012, y la invitación de su factótum, Klaus Schwab, para abrir las sesiones. En realidad, el tema del momento, la eurocrisis, debia presentarlo Helle Thorning, primera ministra socialdemócrata danesa.<br />
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Por supuesto, todo permanece aún en el plan utópico. Al menos, hasta dentro de tres días. En cuanto al mensaje de Merkel, no se dirigía a Davos (un foro privado no muy trascendente) sino a todos quienes, en Berlín y otras capitales, la acusan de pensar solo en el equilibrio fiscal y sus rigores.<br />
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Merkel no se hizo rogar y entró en tema con una ecuación lineal. “En la Eurozona hay 23 empresas privadas e igual cantidad de desocupados. Parece una sobresimplificación, pero bastaría que cada una de esas compañías tomase una personas y se habrá resuelto el problema”.<br />
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Después vino el plato fuerte. “El 30 de este mes y el 30 de marzo habrá dos cumbres. Vale decir, 27 jefes de Gobierno debatirán método para crear o recrear trabajo. Deberemos verificar en qué países la oferta laboral no cubre la demanda y, por ende, cómo intervenir. Teniendo presente –subraya la canciller- que la legislación vigente en materia laboral no compete a la UE, sino a cada integrante”. ¿Entonces? Personalmente, imagino posibilidades de alianzas entre estados y, aún, con países ajenos a la UE”.<br />
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Mientras Thorning la miraba con la boca abierta, Merkel mostraba la sota: “Alemania ha reducido su desempleo de seis a 3,6 millones”. No lo dijo, pero su filosofía consiste en mercado único, más competencia y más trabajo. Pero nada de eso tiene en cuenta situaciones como las de España (31,6% de desempleo), Gran Bretaña(16,3%), Grecia (18%) y otras.<br />
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Merkel se contradice: reformas sí, fondos no
Volviendo a criticar el fondo salvaestados, la canciller alemanas sostiene ahora que la solidaridad a cualquier costo no sirve. Empecemos por las reformas fiscales. La lección número, según ella: solidaridad quiere decir cambio de mentalidad.