<p>Sin duda, Nicolas Sarkozy busca recobrar el electorado más sensible a la problemática de la inmigración clandestina. Su <em>leit motiv</em>, entonces pasa por blindar las fronteras nacionales, en este caso las que separan a Francia de Alemania, Bélgica, Suiza y, sobre todo, España e Italia.<br />
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Con los ojos puestos de los comicios de abril, el mandatario ha querido emitir un mensaje a todos los estados de la UE. En esencia, se trata de recalcar que el pacto fiscal y las medidas de austeridad en la Eurozona no bastarán para salvar la región. A menos que las acompañe “un neoproteccionismo” supranacional, sea político sea económico.<br />
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Este “gobierno político de la economía –sostiene Sarkozy- y el control de las fronteras físicas constituirá una nueva gobernabilidad comunitaria”. Al respecto, el mandatario toma el ejemplo de Estados Unidos, “el país más liberal del mundo, pero que ampara las empresas y los productos propios”.<br />
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Sarkozy no ha trepidado en aplicar ese neoproteccionismo en su país, aun soportando las críticas de media UE. Resulta irónico que el socialista François Hollande –rival que está al frente en las encuestas- comparta algunas ideas del presidente. Por supuesto, éste sostiene que el mandatario se las copia, no al revés.<br />
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El francés se empeña en persuadir a los demás gobiernos regionales y, si el recurso no funciona, amenaza con “veloces decisiones unilaterales. Para empezar, abandonando los acuerdos de Schengen (1992). Naturalmente, si consigue ser reelecto. Mientras tanto, Sarkozy ha resuelto sus cartas en el único terreno por el momento favorable. Pero no será fácil.</p>
Sarkozy aboga por el neoproteccionismo
En plena campaña electoral y con sondeos desfavorables, el presidente francés amenaza con suspender los acuerdos de Schengen. Vale decir, los que aseguran la circulación de personas dentro de la Unión Europea. El gesto es claramente oportunista.