<p>La generación X, las personas que nacieron en los 60 y 70, están por primera vez haciéndose cargo de los puestos más importantes en las organizaciones. Y tal vez pronto descubran que el ambiente laboral heredado tiene complejidades. Es que dirigir a diferentes generaciones que pelean por los mismos puestos de trabajo no es tarea fácil.</p>
<p>A medida que la esperanza de vida y la necesidad económica empuja a empleados de edad avanzada a permanecer en sus puestos de trabajo muchos de los empleos que deberían quedar en manos de generaciones jóvenes son ocupados permanentemente por las mayores. De hecho el número de empleados en la franja etaria 16-19 en la industria de la construcción se redujo a la mitad desde 2008.</p>
<p>Hoy conviven en el trabajo diferentes generaciones. Están los baby boomers, los hijos de la posguerra que ya comienzan a jubilarse; la generación X, esos niños nacidos en los 60 y 70, que se graduaron en una recesión, supieron trabajar en empleos de bajas calificaciones y rechazan la ética de trabajo de sus padres; la generación Y, los nacidos entre 1981 y 1995, que son los primeros nativos digitales; y finalmente los “Linksters”, que nacieron después del 95, y que están a punto de entrar a la fuerza laboral. Todas estas generaciones tienen posturas muy diferentes sobre cómo hacer el trabajo y dónde hacerlo, por lo que abundan los choques en el ambiente laboral.</p>
<p>En general se cree que las generaciones jóvenes buscan más flexibilidad en su trabajo y un ambiente más nutritivo; Los mayores, en cambio, prefieren estabilidad, seguridad y un estilo de management sin interferencias. Cuando estas visiones de la vida chocan surgen problemas. Una empleada de la generación Y que comete una equivocación, por ejemplo, espera que la corrijan y le den otra oportunidad. Alguien de la generación de los baby boomers no dudaría en despedirla. En definitiva, las generaciones jóvenes exigen otro estilo de management.</p>
<p>Es que, aunque no tiene un lugar en la bibliografía tan importante como la diferencia de género o de raza, las diferencias etarias pueden afectar seriamente la productividad. Cuando un mayor se ve supervisado por un joven o cuando un joven siente que sus potencialidades son limitadas por un mayor, los choques son inevitables.</p>
<p>Los conflictos generacionales no se resuelven solos y si las generaciones más grandes permanecen mucho tiempo más en sus empleos, los problemas se van a agrandar. <br />
Los expertos ofrecen una solución: el silencio. Para disminuir los roces lo mejor que pueden hacer las personas que quieren un ambiente laboral más sano es limitar sus impulsos naturales y expresar, de manera más diplomática, sus opiniones y emociones.</p>
<p>Este método, sin embargo, tiene una gran desventaja: puede resultar cansador para los individuos tener que racionalizar sus comportamientos naturales. Entonces será necesario que las empresas creen canales donde las emociones se puedan expresar de manera natural y constructiva. Un sistema de quejas podría ser una solución o la creación de un programa de mentores con los que los más jóvenes puedan conversar. No siempre los estereotipos se verifican en la realidad del ambiente laboral y algunas empresas, como Time Warner o Ford, realizan seminarios donde las distintas generaciones aprenden a cooperar entre ellas. En definitiva, muchos de los problemas que se generan pueden ser resueltos mediante la interacción.</p>
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Lucha generacional en el ambiente laboral
Gracias a una mayor esperanza de vida y empujados por la crisis económica, las generaciones mayores permanecen más tiempo en sus puestos de trabajo. El ambiente laboral, entonces, se ha convertido en un campo de batalla donde las distintas generaciones deben aprender a convivir para no afectar la productividad de la empresa.