<p>Una de las conclusiones a que arribaron fue que la actitud de un CEO ante una oferta hostil está moldeada por varios factores: a) cuánto tienen para perder en términos de carrera futura, b) cuánto podría compensar esa pérdida un paracaídas de oro y c) el impacto general sobre el valor para el accionista, algo que siempre interesa al directorio, que tiene la última palabra. <br /><br />Entonces, cuando un CEO está próximo a la edad de jubilarse y por ende tiene menos que perder con una toma hostil, acepta ofertas que significan magras ganancias para los accionistas. Una de las cosas que mencionan como prueba es que a menudo la diferencia entre el valor estimado de la firma antes de la operación y el precio real de la compra y los aumentos de capital derivados del anuncio de la venta son mucho más bajos cuando el CEO tiene 65 años o más. <br /><br />La recomendación que surge del trabajo es que los directorios estén atentos a esta realidad de la influencia de la edad en decisiones de venta de la compañía. Que adapten también los contratos de remuneración al CEO, especialmente los paracaídas de oro y que recuerden que las preocupaciones por el futuro cambian con la edad. <br /><br />Si esas preocupaciones hacen que un CEO joven se muestra reacio a vender la firma, entonces el directorio puede mitigar ese problema mediante incentivos monetarios. Pero cuando el CEO llega a la edad del retiro y disminuyen las preocupaciones sobre su carrera, los paracaídas pueden ser más magros. De lo contrario podrían servir de incentivos para una operación equivocada. </p>
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La situación ideal para que el intento de comprar una empresa llegue a buen puerto es hacer la propuesta cuando el CEO de la forma en cuestión está próximo a jubilarse. A esa conclusión llega una investigación publicada por la Universidad de Stanford.<br />
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La conclusión a que llega el trabajo realizado por dos académicos, Dirk Jenter (Stanford University) y Katharina Lewellen (Dartmouth University) es que es más probable que una firma acepte considerar una oferta hostil – en la que casi siempre el monto ofrecido está lejos de lo ideal — cuando su CEO está próximo a jubilarse que cuando es más joven. <br />
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El CEO, dicen los autores, es quien toma las decisiones de la firma sobre fusiones y adquisiciones, y una vez presentada una oferta de compra, es quien asume la responsabilidad de dar forma a las respuestas de la firma. La investigación que realizaron demuestra, dicen, que la edad del (o de la) CEO influye en esas decisiones. <br />
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Como casi siempre un CEO pierde el puesto durante o después de una toma hostil (o una fusión, o una venta), y los estudios han demostrado que un CEO despedido casi nunca encuentra un empleo comparable en otra empresa, y por lo tanto va directo al retiro anticipado. Y así, una toma hostil puede significar un precio muy alto para la carrera del CEO, no obstante el paracaídas de oro que suele figurar en su contrato y el bono especial previsto para la eventual venta de la compañía. <br />
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<p>El trabajo plantea que esos costos representan un potencial conflicto con los intereses de los accionistas, porque el CEO puede desalentar una venta aun cuando el momento y el precio de la operación fueran favorables para la compañía. A la inversa, esos posibles costos se vuelven menos importantes a medida que se encuentra próximo a concluir su carrera y eso puede abrir la puerta a operaciones contrarias a los intereses de los accionistas. <br /><br />Para poner a prueba la hipótesis, los autores analizaron si la proximidad a la edad jubilatoria del CEO – por lo general 65 años – afectaba la frecuencia, precio y resultados de las ofertas de venta. Combinando varias bases de datos de Estados Unidos, recolectaron información de 5.841 directores ejecutivos y casi 1.000 pedidos de compra desde 1992 hasta 2008. <br /><br />El análisis que realizaron descubrió que la probabilidad de que se produjera una toma hostil aumentaba notablemente cuando el CEO involucrado llegaba a 65 años. Luego de salvar características particulares de CEO y de empresa, determinaron que la probabilidad de que una firma fuera objeto de compra hostil era cercana a 4% por año con directores jóvenes y de 6% para el grupo de personas cercanas al retiro jubilatorio. <br /><br />Luego analizaron el efecto de las decisiones tomadas por los CEO próximos a jubilarse sobre las ventajas que presentaban la venta para los accionistas. <br /> </p>