<p>Pero la remoción de Bo también alivia las presiones sobre otros contendientes y brinda indicios sobre quiénes manejarán China desde fines del corriente año. Dejando de lado el futuro cargo de Wang en el politburó, se hallan en disputa siete bancas en ese organismo. Dos se les reservan al vicepresidente Xi Jinping y al viceprimer ministro Li Keqiang, vale decir los reemplazantes de Hun Jintao y Wen Jiabao. Su ascenso tendrá lugar en seis meses, durante el décimo octavo congreso del partido.<br />
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Excepto sorpresas (por ejemplo, una mujer en la cúpula) y con Wang ya en carrera, la lista incluirá a Wang Qishan, reformista que conduce Guangdong y se caracteriza por sus ideas para mejorar la competitividad industrial. Lo sigue Liu Yunshan, que ya controla los medios de comunicación. Luego aparece Li Yuanchan, amo del poderoso departamento de organización que supervisa designaciones en el partido. Sus credenciales desarrollistas lo acercan a la vicepresidencia.<br />
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A continuación figura Zhang Dejiang, que acaba de tomar el cargo de Bo en Chongqing. Durante su gestión al frente del partido en Guangdong, la provincia se mantuvo como polo de crecimiento económico en la región. Detrás se perfilan Zhang Gaoli, aliado de Jiang en el politburó, y Yu Zhengsheng, jefe del partido en Shanghai. En los años 80, éste era una estrella en ascenso, pero se descubrió que su hermano, agente de inteligencia, operaba para Estados Unidos. Eso le costó a Yu un “exilio dorado” en Beijing. Hoy es uno de los candidatos a presidente del parlamento, pero su edad (67 años) lo obligaría a jubilarse en 2017.</p>
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Un traumático cambio de guardia en China
Luego de caer el populista Bo Xilai, ex hombre fuerte de Chongqing, nuevos dirigentes surgen en el escenario El máximo beneficiario de esa destitución es su rival nato, Wang Yang, jefe del partido Comunista en Guangdong, segunda ciudad del país.