<p>Desde el pacto que dividió Sudán en dos -el núcleo musulmán y la Azania nilótica- ambos países están trabados en un riesgoso enfrentamiento en torno de millones de litros de crudos. El conflicto implica el decomiso de buques tanques, el cierre de pozos y, con ellos, la paz inestable respaldada Por Estados Unidos, China y la Unión Africana.<br />
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Desde hace años, las relaciones norte-sur no se veían tan amenazadas en el plan geopolítico. Amen de roces directos, la presencia de grupos rebeldes (sudeste y oeste de Sudán) sobre unas fronteras constantemente disputadas. Al menos desde julio, el área es la más caliente de África. Al cabo de años de crecimiento, dos grandes ejércitos alcanzaron un acuerdo de cese el fuego (10 de febrero), tras intensas presiones internacionales, todos relevantes clientes del petróleo regional.<br />
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No obstante, pocos expertos divisan salidas fáciles al matete. Sobre todo porque, desde cierto tiempo, los pacto de no agresión suscriptos no condujeron a nada. Ya en mayo de 2011, las partes convinieron en desmilitarizar las fronteras Sudán- Azania, sin mencionar “frentes internos” como el de Darfur y un enclave africano al sudeste, sobre Eritrea. Pero, poco después, Jartum desató intensos bombardeos a lo largo de los límites y hasta pasándolos. Mientras tanto, Malakai (Azania) entregaba armas a sus aliados rebeldes.<br />
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La extrema volatilidad fronteriza persiste desde hace treinta años, porque ahí están los grandes yacimientos petrolíferos. Ambos contendientes los necesitan desesperadamente para subsistir, alimentar a la gente y sofocar levantamientos. El problema es que 75% de los crudos se halla en el sur (Azania), pero el oleoducto troncal para exportarlo cruza el norte (Sudán). Este cuadro hizo creer a varios analistas occidentales que los hidrocarburos podrían ser prenda de unidad y evitar conflictos.<br />
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Por ende, cuando el sur se separó formalmente del norte (julio), ello se anunció como una victoria. Pero quedó sin resolverse la cuestión de repartir las ganancias. Ahora, el petróleo puede convertirse en una mecha.<br />
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Al declararse Azania independiente, Malakai retuvo miles de millos en dólares en crudos, provocó un colapso económico en Sudán y generó una de las crisis más hondas afrontadas por el presidente vitalicio, Omar Hasán al-Bashir, en más de veinte años de autocracia. El cóctel mezcla alta inflación, depresión, protestas estudiantiles y rebeliones en Darfur.</p>
Petróleo: ¿maldición para Sudán y Azania?
El hallazgo de hidrocarburos en el mar al sur de Irlanda parece una bendición para el alicaído tigre celta. Por el contrario, el oro negro pone en peligro la frágil paz de dos países que fueron uno hasta hace poco y afrontan más secesiones.