<p>En un mundo en el que el contenido es lo más importante, ¿puede sobrevivir el modelo de negocios de Apple? Esta es la pregunta que aparece luego del mapas-gate de la semana pasada. Es que, finalmente, Apple se deshizo de YouTube y Maps, dos aplicaciones de Google que incluía en sus dispositivos por default. No pensó, esta vez, en la experiencia de usuario sino en la estrategia de marca, lo que significa ir contra los rivales sin importar el precio para los clientes.</p>
<p>El rechazo de los mapas de Google, claramente superiores, es un ejemplo de esto. El éxito de Apple con los dispositivos los llevó a crear un imperio y hoy los imperios necesitan de los datos de los usuarios para poder sobrevivir vendiendo avisos y oportunidades de e-commerce, de ahí la aparición de la alternativa de Apple. El problema es que los mapas son solo la punta del iceberg de una cuestión mayor: el contenido. Específicamente, el contenido que Apple no puede controlar y que será de vital importancia para sus usuarios en el corto plazo.</p>
<p>Y si de contenido se habla, ningún dispositivo causa más expectativas hoy en el mundo Apple que la televisión. Los fans piensan que la compañía podría hacer por la televisión lo que hizo con la música, es decir, romper con el modelo de distribución tradicional. Pero hay quienes dicen que Apple está lejos de esto. Su afán de controlar el contenido no es compatible con el modelo de negocios de la televisión. Entonces, ¿podrá cambiar y abrir sus dispositivos a contenido que no puede controlar o se convertirá en su propio Microsoft?</p>
<p>Algunos tienen sus dudas. Especialmente en cuanto a la capacidad de adaptación de los ejecutivos más senior, que no están tan abiertos a la posibilidad de la apertura de contenido. Lo cierto es que los críticos se han equivocado en el pasado: quienes decían que el rechazo de Apple a Adobe y su Flash era un error estratégico han tenido que comerse sus palabras. Apple vendió 100 millones de iPads sin ningún problema.</p>
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Apple, contra el contenido
La pelea por los mapas es solo el síntoma de un problema más grave: la empresa que creó los mejores dispositivos de la última década reniega del contenido que no puede controlar.