Su construcción demandó diez años llevó más de una década construirlo y se estima que ha costado US$1.300 millones que fueron financiados de forma conjunta por Europa, Estados Unidos, Canadá, Japón y Chile.
El telescopio más grande del mundo
El 13 de marzo fue inaugurado en el desierto de Atacama de Chile el radiotelescopio “Alma”, considerado el más potente del mundo y el primer proyecto astronómico a escala global. Se calcula que el complejo de telescopios estará terminado para 2020.
El proyecto fue financiado de forma conjunta por Europa, Estados Unidos, Canadá, Japón y Chile. Alma comenzó a funcionar en el lugar más árido del planeta, el desierto de Atacama a unos seis mil metros de altitud. El revolucionario aparato que costó US$1.300 millones, tiene una particularidad verdaderamente única: funciona como una verdadera máquina del tiempo cósmica, que permite mirar el pasado remoto del universo.
En presencia de las principales autoridades del país y de expertos del mundo entero, el presidente Piñera inauguró ayer formalmente “ALMA”, el radiotelescopio que permitirá generar importantes avances en distintas áreas del conocimiento y proporcionar información fundamental a propósito del origen de las estrellas, los planetas y la evolución de las galaxias.Por sus siglas en inglés, “ALMA” significa Atacama Large Millimiter/Submillimeter Array.
Esta colosal instalación se encuentra ubicada a 50 kilómetros de San Pedro de Atacama y cuenta con un conjunto de 66 telescopios enormes ubicados a 5.000 metros de altura en el desierto de tacapa. destinados a observar longitudes de onda milimétricas y submilimétricas.Estos telescopios se encuentran desparramados a lo largo de un espacio desértico donde rara vez llueve, lo que facilita la observación. “El vapor de agua dificulta ver las estrellas, por eso este lugar fue ideal”, explicó Baltasar Vigo, un científico español que es parte del proyecto.
Para lograr lo que puede conseguir este conjunto de radiotelescopios -con diámetros de entre siete y 12 metros- habría que construir un telescopio tradicional que ocuparía una superficie de 15 kilómetros cuadrados. “Algo imposible de construir”, asegura Vigo. En 2007 se pudo, por primera vez, unir las señales que producen dos radiotelescopios.