1. Falta de concentración. La presión de la cabina está calculada para alturas entre 7.000 y 8.000 pies; y con menos oxígeno para el cuerpo la capacidad para pensar está afectada.
2. Fallos de memoria. A 8.000 pies de altura no se recuerdan bien las cosas
3. Aumento de la sed. La deshidratación provocada por el aire seco de la cabina produce cansancio y mareos. El cuerpo pierde agua por el aire seco de la cabina.
4. Dolor de cabeza. Las fluctuaciones en la presión de la cabina pueden producir dolor de cabeza y cortar el hilo de los pensamientos, especialmente cuando el avión sube o cuando comienza a descender.
5. El corazón bombea con más fuerza. Para los pasajeros que no están en forma esto significa confusión y mareos. En tierra las células rojas tienen 95% de oxígeno, pero a 7.000 pies, el nivel bajó a 87%.
6. Sensación de vómito. Si uno se inclina hacia adelante, aumenta la probabilidad de sentir náuseas y dolor de cabeza, lo cual hace el trabajo productivo casi imposible.
7. Sensación de depresión. En un estudio comisionado por Boeing en 2007, 500 pasajeros reportaron fatiga, dolores de cabeza y malestar a altitudes normales de vuelo.
8. Estrés. La combinación de sonidos fuertes y permanentes, como el de la turbina del avión, descolocan. Es difícil aguantar un sonido alto y constante. Habría que colocarse auriculares que cancelan los ruidos de fondo.
Ocho razones para no trabajar en el avión
Muchos viajeros de negocios viajan con todos sus dispositivos a la mano
para poder aprovechar al máximo no sólo las esperas en aeropuertos sino
también muchas de esas horas muertas y fastidiosas durante los vuelos
transatlánticos. Por varios motivos, no deberían trabajar en el avión.