En 2011 las firmas chinas de capital de riesgo invirtieron US$ 13.000 millones, la mitad que sus equivalentes en Estados Unidos, 30% de eso en Beijing.
Beijing presenta una rara concentración de riqueza y 68 instituciones de educación superior, incluyendo los mejores departamentos de ciencia de la computación en todo el país. Como Nueva York, la ciudad es un imán para jóvenes ambiciosos. Y como Washington DC, es el centro del gobierno nacional.
Entre los más de 20 millones de residentes, pocos han tenido un papel más grande en la transformación de Beijing que Kai-Fu Lee. Este hombre, educado en computación en Estados Unidos , se convirtió no sólo en la primer celebridad tecnológica de China sino que además capacitó a toda una generación de ingenieros cuyos emprendimientos han convertido a Beijing en un dinámico centro tecnológico. Lee fundó Innovation Works, una incubadora y firma de capital de riesgo dedicada a hacer madurar startups chinas.
Hoy, la ciudad capital tiene marcas propias que pueden liderar cada una en su correspondiente dirección. No es inconcebible que un día Beijing se encuentre en la cima de la pirámide de la innovación codo a codo con Silicon Valley, y que cada una produzca compañías globales.
Lee, 51 años, nació en Taiwan y se mudó con su familia a Estados Unidos en 1973. Lee, who is 51, isn’t from Beijing originally. Cuando cursaba su doctorado en la Carnegie Mellon University en Pittsburgh, tomo conocimiento de la increíble brecha tecnológica entre Estados Unidos y China, del formidable atraso en computación y decidió que que su país necesitaba liderazgo y recursos técnicos para superar su situación.
Para entonces, el gobierno había puesto en marcha ambiciosos planes para abrir surcos en la fabricación de electrónica de alta tecnología. En los 80 abrió el hub tecnológico Zhongguancun en Beijing (donde ahora está Lenovo), el primero de 54 parques de ciencia e innovación que se inspiraron en Silicon Valley.
A Lee le llegó la oportunidad de ayudar en 1997, cuando Bill Gates visitó China y decidió entrar fuerte con sus productos en Asia. Al año siguiente, Gates envió a Lee a Beijing para lanzar lo que luego sería el Microsoft Research Asia.
Lee, que por entonces era un veterano de Silicon Graphics y Apple, se dio cuenta de que dada la carencia de ejecutivos experimentos y el autoritarismo inherente a la sociedad china, debía organizar sus equipos como “soldados” dirigidos por un solo “general”, a diferencia de los laboratorios en Estados Unidos, donde cada uno es libre de seguir su propio derrotero.
Con Lee, los pelotones de Microsoft aprendieron a concentrarse en un problema interesante y producir una solución creativa, pero al estilo chino.
Muchos de aquellos generales, capacitados para producir software para grandes compañías, llevaron sus experiencias a las startup de Beijing y ayudaron a crear gigantes como Tencent, LightInTheBox y la fabricante de teléfonos Xiaomi. Esas firmas tienen una clara visión del mercado chino y pueden navegar las políticas locales con mucha más facilidad que las norteamericanas.