En 2005 casi nadie en Argentina tenía un Blackberry. Los que sí lo ostentaban, con planes carísimos que prometían Internet a toda hora, en todo momento, eran vistos con envidia en transportes públicos y filas de bancos. No había nada igual y durante mucho tiempo fueron los reyes de los celulares inteligentes, los emperadores de la mensajería instantánea con su producto estrella Blackberry Messanger. En 2011 seguían siendo tan populares que ayudaron a la policía a rastrear a los sospechosos de los saqueos en Londres, que habían usado BBM para comunicarse entre ellos.
Dos años después, las cosas han cambiado drásticamente para la compañía. No solo porque la demanda de dispositivos ha bajado notablemente –en parte, por las grandes alternativas en hardware y en software que son el iPhone y los productos de alta gama de Samsung con Android- sino también porque ahora existen opciones eficientes para no extrañar a BBM. Whatsapp y Kik, por decir alguna, pero también Line. Todas estas aplicaciones son gratuitas y usan Internet –wifi o paquete de datos- para intercambiar mensajes, imágenes, videos y notas de voz sin pagar un centavo adicional.
Blackberry tomó nota y la semana pasada lanzó BBM para usuarios de otras plataformas, básicamente Android y iOS. No la ha ido nada mal: en sus primeros siete días se ubicó como la aplicación más bajada en la mayoría de los países, logrando 20 millones de nuevos usuarios.
A pesar del éxito, sin embargo, algunos se preguntan si esta movida no llegó demasiado tarde para salvar a la compañía. Muchos analistas no dudan en aclarar que el lanzamiento parece haber llegado cinco o cuatro años después de lo previsto. Es que ya otros servicios de mensajería han cooptado la razón de tener un dispositivo de la compañía, especialmente entre los más jóvenes.
Las cifras: aunque 80 millones de usuarios utilizan BBM, WhatsApp tiene 300 millones. Además, no puede pasar video como Whatsap o Skype y aunque prometen servicios de mensajes de voz en el corto plazo, todavía la competencia les saca ventaja ahí también. Tampoco cuentan con localización ni los famosos stickers, tan populares en Facebook entre los adolescentes. En un contexto de negocios en el que la mayoría está moviéndose de lo verbal a lo visual, las limitaciones de BBM en cuanto a fotos y videos se muestra más aparente que nunca.
Es difícil de creer que tres años atrás BBM haya sido, en parte, responsable por la comunicación entre los rebeldes árabes en Egipto o entre los vándalos de Londres. Hoy la competencia los ha alcanzado: iMessage, Instagram, Kik, Vine, Whatsapp, Line… cada año hay más. Aunque tremendamente exitoso tal vez en el caso de Blackberry sea demasiado poco, demasiado tarde.