La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, declaró “inadmisible” la carta que la filial brasileña del Banco Santander envió el viernes pasado a sus clientes Premium, insinuando que la mejoría de la posición de la Presidenta en las encuestas para las elecciones del próximo octubre tendría un efecto negativo en los mercados de ese país.
A pesar de que el banco publicó un desmentido ese mismo día, y que el presidente Emilio Botín, presente en Río de Janeiro con motivo del III Encuentro Internacional de Rectores de Universia en esa ciudad, dijo que el informe lo hizo un analista “sin consultar a quien debía”, la Presidenta afirmó que piensa hablar respecto del documento con Botín. “La séptima economía del mundo no puede aceptar ningún tipo de interferencia”.
La carta fue enviada bajo el título Usted y su dinero como última página del resumen mensual de movimientos a los titulares de las cuentas Select, es decir, aquellas que tienen ingresos superiores a 10.000 reales (3.350 euros) al mes.
“La pérdida de confianza y el creciente pesimismo respecto a Brasil están derribando la popularidad de la presidente [sic], que cae en los últimos sondeos, y provocando una subida de la Bolsa de São Paulo”, reza el comunicado.
“Es difícil saber cuánto va a durar ese escenario, y cuáles serán las consecuencias últimas de una caída aún mayor de Dilma Rousseff en las encuestas.
Si la Presidenta se mantiene o vuelve a subir en los sondeos, puede producirse una reversión de ese escenario. El cambio volvería a desvalorizarse, los tipos de interés a largo plazo retomarían su alza y el índice Ibovespa [el principal de la Bolsa de San Pablo] caería”.
Tras las reacciones de los medios de comunicación y las redes sociales, el Santander publicó una nota en su página web afirmando que el texto, enviado a “un 0,18% de nuestros clientes”, “vulneró las directrices internas que establecen que todos y cada uno de los análisis económicos se restrinjan a discutir las variables que puedan afectar la vida financiera de nuestros titulares de cuentas, sin ningún sesgo político o ideológico”.
El Santander afirma que la carta vulnera sus directivas internas, pide perdón y reitera su confianza en Brasil.
El banco pidió “perdón a los clientes que puedan haber interpretado el mensaje de otra manera” y afirmó “reiterar nuestra convicción de que la economía brasileña seguirá su exitosa trayectoria de desarrollo”.
En una entrevista a varios medios brasileños, este lunes, Rousseff afirmó que no aceptará injerencias por parte de ninguna entidad financiera, y que la petición de disculpas del Santander fue muy protocolaria.
“Conozco muy bien a Emilio Botín”, afirmó, “y hasta pretendo hablar personalmente con él”. Aún así, declaró que aún no saber qué medidas adicionales tomar con respecto a la carta.
“No voy a especular”, afirmó. “Soy la Presidenta de la República y debo tener una actitud más prudente”.
Comparó las previsiones sobre la economía a los malos augurios con respecto al Mundial de fútbol, celebrado entre junio y julio de este año.
“El año pasado dijeron exactamente lo mismo”, afirmó Rousseff. “Hasta llegaron a decir que habría un apagón [de electricidad]. Hay pesimismo contra la economía igual que hubo pesimismo contra el Mundial”.
El expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva opinó este lunes, por su parte, que el responsable del texto enviado a los clientes de Santander “no entiende una mierda de Brasil”.
“No existe otro lugar del mundo en que el Santander esté ganando más dinero que en Brasil. Aquí gana más que en Nueva York, más que en Londres, en Pekín, París, Madrid, Barcelona”, añadió.
La incomodidad de la Presidenta Rousseff se hizo notar en el encuentro internacional de rectores organizado en Río de Janeiro por Universia, una asociación de universidades patrocinado por el Banco Santander.
En la apertura del evento, Botín reiteró que la carta no reflejaba la posición del banco.
“En una organización en la que trabajan 180.000 personas una cosa así puede pasar”, afirmó. Pero ni el vicepresidente Michel Temer ni ningún miembro del Gobierno —ni siquiera el de Educación— estuvieron en la jornada principal del evento, que reunió a un millar de rectores universitarios de todo el mundo. Hasta el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, canceló su presencia en el último minuto.
Desde que Rousseff llegó al poder en 2011, Emilio Botín ha estado en el país sudamericano en al menos cuatro ocasiones.
Y en las cuatro, fue recibido por la Presidenta en el palacio del Planalto, en Brasilia, donde hizo saber sus mensajes de optimismo con respecto al país. “Tengo toda la confianza en Brasil”, afirmó en su penúltima visita, en septiembre de 2013. “Este es un gran país, llevamos algunos años y estamos apostando a tope. Brasil va a seguir para arriba”.
En los pasillos del acto el tema flotó casi como un tabú. Los representantes del Santander presentes en Río de Janeiro trataron de minimizar el incidente o evitar referirse directamente a él.
Fuentes del Santander consultadas por EL PAÍS justificaron las notorias ausencias afirmando que “nadie del Gobierno había confirmado totalmente su presencia; estamos en campaña electoral y pueden surgir imprevistos”.
La Presidenta Rousseff viene cayendo de forma sostenida en los sondeos desde los disturbios del año pasado.
En la última encuesta del instituto CNI-IBOPE, publicada el pasado junio, el Gobierno de Rousseff tenía una aprobación del 31%, frente al 61% de marzo de 2013.
La popularidad personal de la presidenta también ha caído desde el 79% de marzo de 2013 hasta el 44% de este junio. Mientras, el índice Ibovespa ha crecido casi un 29% desde su punto más bajo, el pasado mes de marzo.