Seis años después de la gran recesión de 2008 la deflación se presenta como una amenaza las economías europeas no lograron recuperar el ritmo necesario para estimular los aumentos de precios que los bancos consideran deseable. Al FMI le preocupa que el periodo de inflación baja haga mucho daño. El Italia, Grecia y España los precios bajan. Todos los precios están bajando en Europa.
El problema es que cuando los precios bajan, la actividad económica se detiene. La gente no compra, las empresas no invierten ni contratan gente nueva. Parece que a los bancos les resulta más fácil combatir la inflación que la deflación. Cuando los precios suben rápido, elevan las tasas de interés. y luego retroceden cuando la economía se desacelera. Es más difícil calibrar la dosis exacta de medicina para evitar la deflación. Las tasas de interés en la mayoría de los países más grandes siguen casi a nivel cero y el Banco Central Europeo las llevó a territorio negativo en junio.
La deflación puede desencadenar un círculo vicioso: al bajar los precios de todos los productos del mercado el sueldo real de los trabajadores aumenta, la cantidad de cosas que estos pueden comprar con la misma cantidad de dinero es mayor, esto envía un mensaje a los empresarios diciéndoles que deben disminuir la cantidad de trabajadores e intercambiarlos por equipo capital, esto mueve a la fuerza laboral de sus puestos de trabajo en las áreas de la economía cercanas al consumo, a las más alejadas, ya que se crea una nueva demanda de equipo capital. Los empresarios redirigen sus inversiones a producir maquinaria, por lo cual todas las áreas de la economía relacionadas con la producción necesitan más empleados, y al ser el área de producción mucho más extensa que el área de consumo la demanda por empleados aumentan aun más los sueldos de los trabajadores.