sábado, 23 de noviembre de 2024

Semana clave para la puja del nuevo gobierno griego con la UE

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El primer ministro griego, Alexis Tsipras, prepara una gira por varias capitales europeas para explicar sus propuestas económicas a los países miembros de la Unión Europea, a los que el presidente de EE.UU., Barack Obama, sugirió aflojar las exigencias de austeridad.

Tsipras, además, propondrá convertirse en un mediador entre Bruselas y Rusia para frenar la creciente crisis internacional.

El primer ministro griego tiene previsto reunirse el martes con el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y el miércoles con el presidente francés, François Hollande, dos líderes de la UE a los que les pedirá apoyo frente a la más intransigente Alemania, el motor económico del bloque regional.

Mientras se iniciaba esta rueda de visitas de integrantes del gabinete helénico a la Eurozona, el presidente de Estados Unidos sugirió por la cadena CNN que si no se reducían las exigencias financieras Grecia no podría salir de su crisis económica.

“No se puede seguir exprimiendo a países que están en medio de una depresión”, declaró Obama ante una pregunta del periodista Fareed Zakaria, y agregó que “para pagar las deudas y eliminar alguno de sus déficits” esos países tienen que iniciar en algún momento una “estrategia de crecimiento”.

Tras aclarar que a su juicio la reforma económica era necesaria, Obama resaltó que “la recaudación impositiva era famosa por lo mala“, en coincidencia con puntos ya planteados por Syriza, el partido que ahora gobierna el país, durante la campaña. Pero, hizo notar el presidente de Estados Unidos, con una economía que se contrajo dramáticamente (el PBI de Grecia se redujo en un 25% desde que se inició el ajuste de la “Troika”) es muy difícil “iniciar esos cambios. A la larga, el sistema político y la sociedad no lo van a tolerar”.

“Mi esperanza es que Grecia quede en la Eurozona”, señaló luego, para puntualizar que “eso exigirá compromisos de todas las partes”: “Más en general, me preocupa el crecimiento en Europa”, señaló finalmente. Para Obama la prudencia fiscal y las reformas estructurales son necesarias en muchos países “pero lo que aprendimos de la experiencia de Estados Unidos… es que la mejor manera de reducir déficits y restaurar la solidez fiscal es el crecimiento”.

En su gira, el nuevo presidente griego intentará llevarse un apoyo para que la llamada troika de acreedores, compuesta por el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo, acepten una quita de la deuda de ese empobrecido país del sur europeo.

El resultado de esas primeras reuniones será importante ya que el mismo miércoles a la tarde Tsipras se verá con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. El ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, ya se reunió el viernes pasado con el presidente del Eurogrupo y, en medio de un clima evidentemente tenso, le dejó en claro que el nuevo gobierno en Atenas no reconoce a la troika como un ente independiente y que no avanzará con las reformas neoliberales prometidas por sus antecesores.

Poco después Varufakis matizó su rechazo a la troika en una entrevista con la cadena pública británica BBC.

“Lo que estamos pidiendo son unas semanas para poner en marcha propuestas racionales que tienen el objetivo de minimizar el costo de esta crisis para la mayoría de los contribuyentes europeos, no sólo para los griegos”, destacó y reprodujo la agencia de noticias EFE.

Pero tiempo es lo que falta en las negociaciones entre Grecia y el establishment político y económico de Europa.

El 28 de febrero próximo terminan los dos meses de prórroga del plan de “rescate” que la troika y el anterior gobierno griego acordaron el año pasado. Este acuerdo supone que Atenas debe comprometerse a nuevos ajustes y reformas a fin de obtener 1.800 millones de euros.

Las negociaciones se interrumpieron tras la convocatoria de elecciones generales anticipadas, en las que Syriza, el partido de Tsipras, arrasó. Ahora es el turno del nuevo gobierno de sentarse a la mesa con los acreedores internacionales.

A diferencia del antiguo gobierno conservador, Tsipras tiene el apoyo mayoritario de los griegos para enfrentar a la llamada troika.

Según un sondeo publicado hoy por el diario local Avgi y realizado por el instituto demoscópico Public Issue, el nuevo gobierno izquierdista cuenta con el apoyo y la simpatía del 67% de la población.

Antes de viajar el martes a Roma, Tsipras irá mañana lunes a Chipre.

Es tradición que los jefes de gobierno griegos hagan su primer viaje oficial fuera del país a esa isla.

Sin embargo, esta vez además de los típicos temas bilaterales y la difícil relación con Turquía, que aún tiene bajo su control un tercio de la isla, es muy probable que Tsipras busque garantizar el apoyo de ese gobierno en la disputa que mantiene con las potencias europeas sobre el enfrentamiento con Rusia.

Según versiones periodísticas que circularon la semana pasada, Chipre, como el nuevo gobierno griego, no está de acuerdo con sumar más sanciones contra Rusia por el conflicto separatista en Ucrania.

La confrontación entre las potencias europeas y Moscú podría convertirse en uno de los primeros conflictos políticos entre los más poderosos del bloque y Atenas, por fuera de la siempre prioritaria puja por la deuda griega.

“Grecia no debe convertirse en parte del problema ni cortar las relaciones históricas con Rusia, sino que puede desempeñar un papel especial en la mediación y el desarrollo de la negociación entre las dos partes”, propuso el canciller de Tsipras, Nikos Kotzias, en una entrevista publicada hoy por la agencia griega de noticias Amna.

El ministro griego explicó que se oponen a nuevas sanciones contra Rusia porque éstas “provocarían la destrucción de los sectores económicos de Rusia”.

“En el último consejo de ministros europeos, mis colegas entendieron que no pueden tratar a Grecia como un estado paria solo porque debe dinero. La experiencia de estos últimos cinco años es que la UE está obligada a negociar”, agregó el canciller.

El jueves Bruselas tenía listo el anuncio de una tercera tanda de sanciones contra Moscú por su presunto apoyo a los separatistas ucranianos, sin embargo, tuvo que posponerlo luego que Kotzias alertara que una decisión de este nivel debe ser tomada por consenso y que su país no está de acuerdo con la visión mayoritaria del bloque.

 

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