Uno de ellos en particular, Heavenly, ubicado sobre el lago Tahoe, tiene uno de los sistemas de fabricación de nieve más sofisticados que existen.
Heavenly se encuentra en las montañas que rodean el lago Tahoe. Los turistas que llegan allí no advierten la presencia de máquinas que bombean nieve, que están en un galpón al costado de la hostería en la base de la montaña. No se escucha ruido de motores hasta que no se está adentro.
En la batalla permanente que Heavenly libra contra los elementos, ese pequeño galpón donde se alojan las bombas es el centro climático. Allí un equipo de 38 ingenieros deciden exactamente cuánta nieve van a fabricar, cuándo y dónde la colocan. En las paredes hay mapas y t res pizarrones que los ayudan a planificar el día. Cuatro computadoras vigilan constantemente la temperatura, la humedad, la presión atmosférica y el flujo del agua en los 66 cañones-ventiladores totalmente automáticos.
Lo que ocurre es que por segundo año consecutivo las nevadas son escasas. En todo el estado de California, las precipitaciones fueron 25% del promedio histórico. Casi todas las cumbres del Tahoe recibieron menos de 50% de la nieve que habitualmente recibe el promedio.
Menos nieve significa menos esquiadores y eso significa menos ingresos para el negocio del esquí, que en el estado de California asciende a US$ 1.300 millones.
Por eso Heavenly no dudó en incorporar lo último en tecnología para generación de nieve en Estados Unidos. El personal maneja más de 200 cañones de agua y aire y ventiladores que diseminan pilas de cristales para transformar las laderas en senderos esquiables. Con 9.144 metros de tubos y mangueras, el sistema puede cubrir 73% de los 4.800 acres del resort en solo 12 horas.