Microsoft sigue sin superar sus problemas en el aspecto móvil del negocio, justamente el sector donde los negocios están creciendo. En septiembre de 2013 compró a Nokia su división de celulares dejando a muchos sorprendidos con la aceptación de Nokia.
La idea que Microsoft tuvo en 2013 era buena. Sentía la necesidad imperiosa de entrar al sector de los servicios y dispositivos móviles para recuperar el protagonismo que había tenido cuando el auge de las PC. Microsoft proveería software y Nokia, aportaría su experiencia en fabricación de hardware telefónico.
Pero al día de hoy Microsoft admite que la inversión resultó un fracaso. La operación le supuso una carga operativa de US$ 7.600 millones. La primera razón, tal vez, es que ingresó demasiado tarde a un mercado que ya tiene, además de dos líderes, muchos otros competidores más pequeños.
Otra razón, también importante, es que Nokia, que ya arrastraba unos cuantos años de mal desempeño, incorporó con ella una cantidad inmensa de personal. Desde 2015 Microsoft ya despidió a unos 18.000 trabajadores. El problema es que ahora anunció otros 7.800, todos de la división de teléfonos. Los despidos se producen a poco de que Microsoft vendiera parte de su equipo Bing a Uther.
De ahora en adelante, dijo el CEO Satya Nadella, Microsoft se dedicará a aquello que sabe hacer bien, el ecosistema Windows y software en general y reducirá bastante la fabricación de dispositivos móviles.