En este momento, mientras el jefe está trabajando y observa como todo se desempeña perfectamente desde su oficina, muchos de esos empleados que están trabajando tan duro están pensando en ir a pastar a tierras más verdes. En efecto, muchos de los mejores empleados podrían estar pensando en buscar otro trabajo. Hay, al menos, seis razones principales por las que esto podría estar pasando y también seis maneras de hacer que no vuelva a pasar.
El proceso de selección fue engañoso
Para muchos empleados el trabajo se ve perfecto en los papeles, se entusiasman más aún cuando en la entrevista confirman sus esperanzas respecto a su nuevo puesto. Pero si la entrevista y el aviso fue engañoso, porque el trabajo no es ni remotamente parecido a lo que se dijo en la entrevista o la entrevista no hizo foco en cosas importantes, el trabajador va a pensar con razón que no se anoto para esto. Si el trabajo es por ejemplo data entry, pero la entrevista hizo foco y entusiasmó al entrevistado sólo haciendo hincapié en el 10% del tiempo que el trabajo es creativo el empleado va a estar decepcionado. Si el trabajo es demandante hay que decirlo, si requiere de viajes muy seguido hay que decirlo. La forma más rápida de perder a un buen empleado es engañarlo porque tarde o temprano va a saber la verdad.
Demasiado carga de trabajo
Los buenos empleados gustan y disfrutan de los desafíos, pero si tenemos un empleado efeciciente sobre cargado de trabajo lo que estamos haciendo es empujándolo a la renuncia y a irse a un trabajo mejor. La carga ideal de trabajo es aquella que permite a los empleados eficientes demostrar sus habilidades y ponerse a prueba a ellos mismos, menos que eso los aburre y más los sobrecarga. Hay que tener cuidado de no “quemar” a los empleados con plazos imposibles o tareas que bordeann lo irracional. Si, como jefes, no se tiene claro que es lo que está quemando a nuestros empleados hay que preguntar y poner manos a la obra para modificar la situación.
No se sienten apreciados
Muchos jefes simplemente se acostumbran a que los buenos empleados trabajan bien y lo empiezan a ver como algo rutinario y esperable. Y nadie agradece o recompensa lo que es normal y mundano. En este preciso instante es cuando los buenos empleados se empiezan a sentir menospreciados y poco valorados en su empresa. No hay que olvidar agradecer y recompensar a los buenos empleados y hacerles saber que juegan un papel importante en un proyecto más grande que ellos mismos.
No pueden ver “el bosque”
Muchos empleados eficientes pueden deprimirse o desanimarse si no ven el “bosque” de su trabajo, sólo ven los “arboles” de su trabajo diario. Para evitar esto hay que ayudarlos a conectar los puntos y que vean cómo cuadra su trabajo en el universo más grande que es la empresa para la que trabajan. Algunas veces esto puede ser un gran motivador, en particular si se trata de un proyecto de impacto social.
No dar el crédito que se merecen
Algunos empleados llevan en sus hombres o sus cabezas ideas y proyectos originales. Y como son buenos empleados suelen ser buenos proyectos. Pero cuando se llevan a cabo a veces el crédito va para el equipo en lugar de ir para el que tuvo la idea o hizo más trabajo. Hay que darle el crédito que se merecen a los buenos empleados.
