Cultivan el bajo perfil, pero son dueños de cuantiosas fortunas. La repentina muerte del Duque de Westminster, Gerald Cavendish Grosvenor, puso el reflector sobre las propiedades que deja.
Además de cuantiosas y extensísimas propiedades rurales, Grosvenor era dueño de unas 120 hectáreas en Mayfair y Belgravia, los exclusivos distritos cercanos al Palacio de Buckingham. Era dueño de los terrenos y de los lujosísimos edificios allí levantados. Eso incluye, por supuesto, los imponentes y refinados edificios que se levantan en la zona más cara de Londres.
El Grosvenor grupo tiene propiedades rurales en Inglaterra, Escocia, Gales y España, una abultada cartera de propiedades internacionales y negocios de energías renovables.
El principal heredero de todo eso es Hugh Grosvenor, su hijo, quien se convierte en el séptimo Duque de Westminster. Con sus jóvenes 25 años, es padrino del príncipe George (hijo del príncipe Guillermo, segundo en la línea de sucesión del trono británico.
Parece ser que desde hace más de 20 años sufre crisis nerviosas provocadas por las presiones de tantos negocios y tantas responsabilidades de acontecimientos públicos. “Me gustaría no haber nacido rico”, se lo escuchó decir con frecuencia” pero no puedo vender lo que tengo, porque no me pertenece”. Según esas declaraciones, no queda totalmente claro si es o no es dueño de todo eso.
