Ahora los nuevos jugadores que aparecen online dinamitaron ese modelo al incorporar no solo otro tipo de compradores sino transparentando la información de los precios y proveniencia. Todo eso pone en peligro la subsistencia de los marchantes y de las casas de subastas.
Ya lo demuestran los resultados financieros. El último remate de Sotheby’s de arte moderno e impresionista, un acontecimiento neoyorkino que generalmente atraía multitudes y mucho dinero, tuvo su peor desempeño desde 2009. Las ventas cayeron 61% con respecto al año pasado. Christie¡s, la otra gran casa de subastas de arte, sólo vendió US% 78,1 millones en arte contemporáneo y de la posguerra comparado con las ventas del año pasado que llegaron a US$ 658,5 millones.
Una suerte similar está corriendo laEuropean Fine Art Fair’s (TEFAF). Su informe financiero anual, la biblia de las tendencias económicas en el mundo del arte y las antigüedades, muestra una caída de 7% en el dinero que se invierte globalmente en arte y de 2% en el número de obras vendidas en 2015 con respecto a 2014.
Esto podría no ser más que otra burbuja que explota, pero hay un factor que está incidiendo en forma marcada. Las ventas de arte por Internet crecieron durante el mismo lapso. Según el informe TEFAF de 2015, el sector online creció 7%Arte online en el último año a US$ 3.700 millones que representan 7% del valor de todas las ventas de arte y antigüedades en todo el mundo.
“Las plataformas online han revolucionado el mundo del arte,” dijo hace poco Henry Blundell, fundador y CEO de MasterArt.com, una firma de servicios de arte., con 15 años de experiencia en el mundo comercial en este sector, su compañía online ofrece asesoramiento a coleccionistas que gastan en el gama superior al millón de dólares. “En Internet se puede investigar, hacer ofertas y contactarse con los vendedores directamente, de modo que las herramientas están migrando a las manos de los compradores”, añadió.
Las grandes casas rematadoras acusan el golpe. Las ventas más valiosas de todas, como el Modigliani que se vendió en Christie’s en US$ 170 millones a principios de este año copan los titulares de los diarios y atraen coleccionistas a las subastas para comprar otras piezas, pero esas ventas ahora son escasas, Representan 57% del valor de las ventas pero solo 0,1% de las transacciones totales, según el informe TEFAF.
Por eso las rematadoras negocian con los vendedores y aceptan reducir sus márgenes de ganancias con tal de retner las piezas más valiosas. Esperan así atraer a los coleccionistas interesados en precios más bajos y también en experimmentar la experiencia del remate.
Clare McAndrew, autora del informe TEFAF cree que muchos de esos acuerdos pueden ser insostenibles. Le preocupa, por ejemplo, que las rematadoras ofrezcan a los vendedores la garantía de un precio determinado cualquiera sea el precio de la venta.
A los marchantes también se les cambió el negocio. Un art dealer de Nueva York dice que Internet demostró ser una buena manera de reunir a vendedores y marchantes. Estos últimos la usan para calificar a los posibles compradores, buscar clientes e informarse sobre colecciones y coleccionistas “Los sitios web se convirtieron en la introducción del cliente a una galería, por ejemplo cuando los coleccionistas buscan determinados artistas o determinadas obras de arte. Y los artistas que no están representados por las galerías encuentran plataformas online como una introducción all mercado”, dice un marchante.
Pero si los coleccionistas están usando Internet como una herramienta de introducción, especialmente en el tema precio, eso no siempre funciona a favor del marchante. Como los resultados del remate se pueden ver online al instante, no es extraño que un coleccionista ya vaya con un precio en mente a la negociación cara a cara con el dealer. Esto podría terminar siendo menos lucrativo para el intermediario. La transparencia que permite Internet ayuda a crear confianza en el mercado.
¿Cambió la clientela? Según unb alto ejecutivo de la compañía que es considerada la Amazon del arte, 1stdibs,la migración del consumidor del mundo offline al online, es una cuestión generacional. Los consumsidores jóvenes de menos de 30 años se encuentran tan cómodos con la tecnología que si tienen que ir a ver algo antes de comprarlo, probablemente la venta no se haga Los millenials compran todo por Internet, desde ropa hasta autos. Para ellos el arte no es muy diferente. Pero el consumidor online también incluye a coleccionista maduro cómodo con la tecnología, ya está coleccionando y sabe lo que busca.
Sin embargo, hay elementos en la condición de ser un gran comprador offline que van a ser difíciles de abandonar, por más cómodo que uno se sienta con la tecnología. Uno de los beneficios de ser un gran comprador de arte fino es que lo inviten a los remates del mundo. Es viajar y ser bien recibido. Los compradores por Internet permanecen sentados en su escritorio.