viernes, 27 de diciembre de 2024

¿Los robots sexuales podrán amar?

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Esa fue la pregunta que giró en el aire y se debatió durante una conferencia en Manchester.  Después de varios días de debate, parece que se arribó a la conclusión de que no

¿Podría un robot diseñado como compañero sexual alguna vez sentir algo parecido al amor? Con esta pregunta comienza el británico Ben Sullivan  un artículo en que relata los debates de esta semana en una conferencia sobre ese tema.

La segunda pregunta, entonces, es: ¿podría un ser humano con inteligencia emocional  llegar a enamorar se un robot? Y finalmente: ¿las relaciones íntimas entre humanos y robots podrán alguna vez llegar más allá del sexo?

 

Ese es el tema que se debatió este semana en “Human Choice and Computers Conference” en Manchester, Reino Unido,  en la que académicos e investigadores discutieron sobre las relaciones de la humanidad: sexuales, románticas y de cualquier tipo, con sus colegas de Inteligencia artificial.

 

Los robots sexuales existen desde hace algunos años, ya no habitan el ámbito de la ciencia ficción.

Pero en 2016, cuando la inteligencia artificial  le puede ganar a un ser humano en un juego mucho más difícil que el ajedrez, todavía hay que pre-programar  con personalidad hasta el más avanzado “robot sexual”

El modelo RoxxxyGold de Companion.com  viene con una personalidad de base, que hace que a ella le “guste lo que a su pareja le gusta, le desagrada lo que a su pareja le desagrada”, pero en todo lo que se refiere a variedad emocional, las personalidades extra tienen que comprarse e instalarse.

La pregunta actual, entonces, es si esos robots alguna vez  lograrán superar esa carencia de alma con ayuda de la inteligencia artificial de manera de brindar una forma más amorosa  de compañía. O sea, si un robot sexual  podrá amar y ser amado.

Prácticamente todos los académicos participantes  dan una respuesta negativa contundente.

 Charles Ess, catedrático de la Universidad de Oslo, dijo: “Las emociones artificiales podrían hacer maravillas en un sentido terapéutico, pero no son comparables a la realidad. A la larga, lo que uno quiere como persona es ser amado por lo que somos. Los robots solo pueden imitar eso. Y eso lo sabemos porque los compramos o los alquilamos, y eso es una imitación”.

 

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